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Filosofía desde la trinchera

03 de diciembre de 2009

En torno a la supuesta corrupción en la investigación científica sobre el cambio climático.

La ciencia no da más de sí. Desde el punto de vista de la lógica científica toda teoría es una hipótesis o conjetura altamente corroborada. La teoría del cambio climático está ampliamente corroborada. Pero en ciencia no hay verdad, sino conjeturas. La teoría de que es de origen antropogénico también está bastante corroborada. Ahora bien, aquí es importante matizar que el cambio climático no tiene su origen en una única causa. Pero sí es cierto que la acumulación de CO2 en la atmósfera es un dato y su origen es humano. Y esto aumenta el efecto invernadero: aumento de las temperaturas. Efectivamente pueden existir otras causas; es más, se puede caer, incluso, en una glaciación, como efecto inverso al desaparecer la corriente del golfo que es la que templa el hemisferio occidental, ya ocurrió esto hace miles de años y la causa sería la mayor ligeraza del agua del mar al disolverse los casquetes polares. Mientras más nos alejamos en las predicciones menos corroborables se hacen.

Por otro lado, la ciencia, ni es neutral ni está exenta de valores y de corrupciones. Esto es algo básico en las relaciones CTS. La ciencia no es la verdad, esto es transformar la ciencia en creencia, religión. La ciencia es un sistema por el cual buscamos conocimiento objetivo que tiende a ser verdadero dentro de los límites de la propia lógica científica. También existe la corrupción, porque los que hacen la ciencia son científicos. También existen las ideologías que dirigen interesadamente determinadas investigaciones y no otras. Los datos no son puros nunca. Todo dato se interpreta a la luz de una teoría hasta que nos encontramos alguno que refuta la teoría. En tal caso la validez de la teoría es restringida, parcial. La actividad científica tampoco está exenta de valores; esto es, de ética. Depende de los valores que la comunidad científica tenga así procederán sus investigaciones. En definitiva, que el sistema de evaluación científica es amplio y diverso. La discusión sobre el cambio climático no debe olvidar esto. Pero tampoco puede olvidar los datos recogidos e interpretados por teorías generales altamente corroboradas. Ni debemos tampoco olvidar el principio ético de precaución. Si no sabemos, mejor no actuar. Nuestro conocimiento, dando la vuelta al principio de precaución, sobre el origen antropogénico del cambio climático, en parte, nos obliga a actuar para frenarlo. Sino, desde el principio de responsabilidad, seriamos responsables de la miseria que en el futuro pudiésemos causar por la inacción. Esto es importante porque la acción política mira a corto plazo. Y los casos de corrupción que se han revelado alientan al posibilismo político y el buitreo económico.


Independientemente del cambio climático, los recursos fósiles se agotan, hay que transitar hacia otro modelo energético, además, de a otro modelo económico, que implica un cambio de paradigma ecosocial inevitable. Aunque la hipótesis de que no existe cambio climático fuese la cierta, el cambio del sistema productivo y energético habría que darlo necesariamente por dos motivos: el agotamiento de los recursos: fósiles, minerales y alimentarios y la superpoblación.

 

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