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Filosofía desde la trinchera

 

Hermosa frase y hermosa reflexión. Gracias por la cita. Decía Agustín de Hipona: ¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, si me lo preguntan no lo sé. Algo así como lo que les pasa a los alumnos cuando quieren escurrir el bulto y dicen que no son capaces de expresar lo que saben. Entonces es que no lo saben. Lo de Hipona es más serio. La cuestión del tiempo es de las más difíciles de abordar. Dos dimensiones tenemos: la antropológica-psicológica-existencial, en la línea que tu lo haces. Y físico-matemática. (En este ámbito se sabe mucho, pero las dudas son más profundas aún) En ambos casos, la respuesta sigue siendo, en última instancia, la de Agustín de Hipona. Y una última reflexión. La naturaleza del hombre es la de la existencia, no la del ser. El hombre es un ser (animal) arrojado al mundo, pero consciente de su principio y de su fin. Esa consciencia es el tiempo y eso es lo mismo que el existir. Por eso decía Hedegger que el hombre es un ser para la muerte. Es decir, consciente de su propia existencia, de la fluidez del tiempo, de su fin. De la confluencia final en la muerte, que es la eternidad o la ausencia de tiempo. Cuando joven definí la vida como un dejar. La muerte es la ausencia de todo. La vida un dejar continuo o un ir muriendo con la ausencia del tiempo. De ahí que esté bien eso del Carpe Diem. No confundir con la filosofía libertina, sino con el descubrimiento de que el tiempo es apariencia, lo único que existe es el instante, la eternidad. De ahí que en el evangelio se diga: Hasta que no seáis como uno de estos (los niños) no entraréis en el reino de los cielos. El niño es la ausencia de tiempo. Su inocencia es la inmediatez. Y el Reino de los Cielos es la metáfora que se utiliza para señalar la felicidad que no es, ni más ni menos, que la eliminación del tiempo. Sabiduría budista.

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