Blogia
Filosofía desde la trinchera

No es tiempo de ocultamientos ni de camaleones. Es tiempo de dar la cara. Escasean héroes cotidianos. Mejor morir que vivir en el engaño y encima consciente. Ése es el principio básico de la ética, la autenticidad. Si perdemos esto nos perdemos a nosotros mismos en el gran engaño.

 

                                   ***

 

                        A pesar de ser como soy un pesimista, no puedo, de ninguna de las maneras aceptar vuestras reflexiones. Son reflexiones, a mi manera de ver, de gente rendida. Lo último que hay que hacer es rendirse. Pero es que, además, considero, que es un triunfo del poder el que se piense de esta manera. Esto es una dimensión de lo que he llamado el nihilismo de la conciencia actual. Pero también he intentado probar que este nihilismo es fruto intencionado y que está dando paso al fascismo. Primero el económico y después el político. Sólo hay que volver la vista atrás y podremos ver que ha habido un mundo mejor. Hemos empeorado, podemos recuperar algo bueno del pasado. Se ha tramado un tremendo engaño sobre la historia, el hombre y el futuro. Es lo que llamo el gran engaño de occidente. Ese engaño trata sobre la inevitabilidad del momento histórico en el que estamos. La tarea es la de desenmascarar el engaño y una vez que se hace, y hay muchos que están en ello y los resultado son esclarecedores, hay que pasar a la praxis. El pensamiento como transformación del mundo. Hay que tener en cuenta que el mundo en el que vivimos no es algo inevitable, no hemos llegado a él por un desarrollo determinista de la historia, sino porque hay ideas que lo sustentan, por un lado, decisiones políticas, por otro, el desarrollo del propio sistema de producción y la connivencia de los ciudadanos esclavos o siervos. Mientras que exista la posibilidad de pensar, no todo está perdido. Por eso, lo que pretende el poder es la eliminación del pensamiento. De ahí lo de pensamiento único, que es lo mismo que pensamiento cero. Cuando se pretende actuar como si… uno acaba confundido con el papel que interpreta. Además al poder eso no le daña. En los últimos cuarenta años hemos ido perdiendo unas cotas de progreso social, ético y político, conquistados desde el final de la segunda guerra mundial que es necesario recuperar. Y la forma de lucha que tenemos es la lucha política. Empezando por nuestro voto. No hay que crear ni monstruos, ni demonios que sean los culpables de todo. Cada cual tiene su gran parte de responsabilidad. Porque no somos autómatas, aunque pretenden convertirnos en ello, sino seres dotados de dignidad, esto es, autónomos y libres.

 

0 comentarios