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Filosofía desde la trinchera

Estoy de acuerdo con usted. Efectivamente, la democracia directa hace tiempo que dejó de ser una opción para la sociedad de los estados nación. Pero eso no excluye una democracia más participativa de la que habla usted antes con el asunto de la participación en los partidos. Creo que la democracia está en una terrible crisis, y que esta democracia es una democracia representativa de partidos. Pero no es la única forma de democracia representativa. El problema de los partidos, y del modelo de democracia partidista que emerge después de la segunda guerra mundial con el fin de eliminar los peligros de la democracia parlamentaria que nos había llevado al fascismo, es que absorben la libertad política, no la individual, ni la privada. La libertad política, como libertad constituyente de formas de acción política. De ahí el pensamiento único y de que el voto sea meramente instrumental. No es posible, por su puesto, una democracia directa, claro, es absurdo, pero sí una república representativa con base en la política de Rousseau. Yen este lugar los partidos se verían tremendamente transformados. Creo que los partidos políticos, por desgracia, se han convertido en mecanismos de poder que sólo pretenden perpetuarse. Es cierto lo que usted dice, que son las instituciones, junto con otras, que tiene el ciudadano para manifestarse políticamente. No lo dudo. Pero el problema es que los partidos políticos están llenos de gente honesta que no son capaces de cambiar la maquinaria del poder. Los partidos políticos están más allá de la ideología, porque en definitiva sólo hay una: las democracias representativas de partidos, la partitocracia. Y, en este escenario, los partidos juegan las reglas del poder, buscan más cotas de poder, en todos los ámbitos del poder. De tal manera que el poder, todo el poder, el poder absoluto, está repartido entre los partidos. De ahí que exista una distancia, que creo que es una de las cosas que el movimiento ciudadano denuncia, entre la clase política y los ciudadanos. A mi me gustaría que fuese como usted dice, y confío en la gente honrada y amigos que tengo en diferentes partidos, pero creo que esta forma de democracia ha llegado a su fin. Nos queda el ideal republicano del que he hablado antes, siguiendo a Trevijano, también la república basada en la ejemplaridad pública de Javier Gomá, en fin, sólo decirle que a mis alumnos precisamente les digo lo que usted me dice a mí. Y les añado que la democracia es una forma de vida, como dijera Aranguren, y que va más allá de lo meramente formal. Por eso, creo que la izquierda ha perdido su identidad al renunciar a su pasado porque ahí se encontraba su impronta ética de justicia social. A lo mejor estos movimientos ciudadanos hacen recobrar la conciencia de que somos ciudadanos y no títeres y ponemos entre todos en jaque a la clase política de tal forma que, desde la libertad política constitutiva haya una refundación de la democracia. Es necesario recuperar la ideología y la ética y, la clase política, la ejemplaridad pública. Gracias por su comentario y un saludo.

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