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Filosofía desde la trinchera

Mira, David, siento discrepar profundamente contigo. En primer lugar por la forma, que es muy importante y tienes que salvaguardar. No sólo porque no se puede insultar con calificativos generales, sino porque, además, desde la lógica argumentativa eso es una falacia y de las más burdas y elementales. Cuando calificas al movimiento ciudadano de fascista y estalinistas, simplemente estás haciendo un argumento ad hominem, y ya sabes lo que esto significa. No das ni una sola prueba de ello. Además siguiendo la lógica deductiva, la de Popper, el adalid de la libertad y de la sociedad abierta, cuna del pensamiento, junto con Hayek, neoliberal moderno, aunque estos no se han enterado “de la misa la mitad”, basta un solo caso para refutar tu tesis. Según tú afirmas el movimiento es fascista estalinista, pues yo te aseguro que no lo soy, yo y mucha gente, pero eso no importa para la lógica. Si yo no lo soy queda falsada la teoría por el Modus Tollems. Explícitamente: p predice q, no se da q, por tanto no es cierto que p. Y sólo basta un caso. Lo demás es falacia, generalización inductiva o, peor, demagogia.

 

Y, con esto creo que ya no hace falta ni siquiera seguir hablando. Pero como amigos y como reconozco tu valía, compromiso, saber e inteligencia, pues te dedico unas palabras más. No es cierto lo que dices. Cuando afirmas que el movimiento no pone en duda, ni el bipartidismo ni la partitocracia, no es cierto. Primero, si se cambia la ley electoral y la ley de partidos, cosas que están contempladas en las propuestas, cambia mucho el asunto de la representatividad. Es en esto en lo que hay que fijarse, no en otras cosas que se dicen que a muchos como vosotros, entre ellos, no lo digo por ti, los ultraliberales del mercado, que nada tienen que ver con la libertad, que, por otra parte, no oculto mi escepticismo, quizás sea imposible. (Todavía no he sido capaz de refutar a La Boête y su “Discurso sobre la servidumbre humana voluntaria”.) Y, a pesar de ser un “filósofo tambaleante de la ilustración” creo que el hombre per se no alcanza la libertad…esto es un grave problema, pero no vamos a entrar ahí. En definitiva, que según un programa de mínimos, un cambio de la ley electoral, de la ley de partidos y de la representatividad proporcional haría nuestra democracia más representativa, aún siendo formal y partidista. Esto es un paso, pero, desde luego, para mí, y según tú afirmas, para ti también, esto no es suficiente por que no se acaba con la partitocracia. Pero yo lo que añado es que si de este movimiento surge una sensibilidad en la que se ponga en cuestión la democracia partidista, en definitiva, una forma de dictadura más, pues habremos dado un paso importante. Porque entonces habrá que refundar la democracia desde los ideales de la república. Que esto sea posible, pues no lo sé, que este movimiento lleve esto implícito, pues no lo creo, pues es muy heterogéneo, como inevitablemente no puede ser de otro modo y lo que yo digo aquí, quizás sea demasiado pedir y, quizás, sea en el punto que coincidamos. Pero en lo que creo que discrepamos es que esto, para mí, es un detonante que hay que aprovechar, que nos desilusionará, por supuesto. Más grande fue la revolución francesa y también desilusionó. Es más, de sus males vivimos hoy en día. Pero creo que hay que subirse al carro y aportar ideas. A quién vas a esperar, sino. Este movimiento ciudadano es invertebrado, surge de la indignación, la miseria… ahí está su fuerza y también su debilidad. Es necesario canalizarlo hacia la libertad política y la república, en definitiva, hacia una profundización de la democracia… Y una de las cosas en las que creo que coincidimos es que ese cambio, o transformación o revolución, pasa por una transformación radical de la enseñanza. Un saludo muy afectuoso. Sinceramente, creo que debes meditar y espantar fantasmas. Luego, el escepticismo, pues eso nos acompaña a todos y mucho más a los que somos más teóricos…

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