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Filosofía desde la trinchera

El alcalde también reivindicó "el sistema político y sus representantes" como portavoces de la "democracia real en la que caben todos", en  velada alusión a recientes movimientos ciudadanos.

 

Recojo este fragmento de la noticia que este blog desarrolla sobre la constitución de la corporación local. De antemano mi enhorabuena a todos los elegidos por el pueblo para que lo representen. Espero que les ilumine la razón y la ética y no los intereses partidistas. Y ahora me atrevo, a riesgo de equivocarme, a comentar los entrecomillados que el redactor ha entresacado del discurso del señor alcalde. Digo esto porque puede ser que estén sacados de contexto y, además, ignoro el discurso completo.

 

            Yo no estoy, en absoluto de acuerdo con nuestro sistema político de representación. Creo que es francamente mejorable y que esa mejoría sería una profundización en la democracia. Además creo, que nuestro sistema de partidos es más bien poco representacional, creo que genera partidismo y esto implica que en el fondo los partidos sólo se representan a ellos. La propaganda del partido es para captar votantes, que son los que les garantizan el poder. Pero el poder no reside en el pueblo. Es absorbido por los partidos. Nuestra constitución y la ley de partidos son ampliamente mejorables para el bien de la ciudadanía. Y no se trata de acabar con los partidos sino de acabar con el poder de los partidos que ha dejado sin poder a los ciudadanos. De ahí el sentido del término partitocracia. Y aunque el señor alcalde diga que nuestro sistema político es una garantía de representación, pues se equivoca. Y los mayores teóricos de la democracia actual así lo confirman. En lo que sí se diferencian los teóricos en cómo debería ser el sistema de representación. Pero mantener que nuestro sistema político es una garantía de representatividad democrática es una burla, un acto de cinismo y un intento, a la desesperada, de mantener el status quo. Y eso de que los partidos políticos son la garantía de la representación de una democracia real es algo que no tiene sentido. La relación entre partidos y democracia no es una necesidad, es una variedad de democracia. Y, tal y como han ido evolucionando los partidos desde la segunda guerra mundial para acá, se han ido haciendo representantes de sí mismos. Los partidos intentan acaparar el máximo poder, por eso quieren llegar al ejecutivo, porque desde ahí, pueden controlar los demás poderes. No vamos a poner ejemplos. Y, otra cosa, en los ayuntamientos hay, de facto, una unión-identidad entre el poder ejecutivo y el legislativo. Esto ha sido una cuestión no resulta, que a los partidos políticos les ha interesado, pero que plantea un problema de legitimidad democrática y legalidad constitucional. Por eso la corrupción es más fácil que exista en los ayuntamientos que en los gobiernos autonómicos y centrales. Y otra cosa interesante. Los partidos políticos tampoco son la garantía de la representatividad de todos en tanto que confluyen en sus acciones dos cosas. Primero, sus listas son cerradas, segundo, existe una obediencia de voto. Por tanto, ni la democracia asoma en el interior del partido. Y, por otro lado, cuando los partidos llegan al poder reparten una serie de puestos a los que, en una forma de burla a la democracia y a los ciudadanos, llaman de confianza o de libre designación; pues estos puestos son, ni más ni menos, que un sistema de control de las administraciones, una forma de extender el pensamiento único del partido y de dejar fuera a otras alternativas políticas. Además, dicho sea de paso, eso es robar a la ciudadanía una serie de puestos que deberían estar ocupados por profesionales, pero no de la política. A esto se le llama enchufismo y, de ninguna de las maneras, es democrático, todo lo contrario, es una forma de autoritarismo. Que sea legal, como los pactos, eso no me importa, yo estoy hablando desde la teoría de la democracia, la ética y la legitimidad. Es decir, desde el deber ser. Esto es, de cómo deberían ser las cosas si queremos ser todos más libres y más iguales. Un cordial saludo y reitero mis felicitaciones.

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