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Filosofía desde la trinchera

Parece una crónica anunciada. Se habla de radicales, de violentos, de antisistemas. La indignación es mucha, la rebeldía tendrá que comenzar. El sistema es corrupto, los antisistema son los partidos políticos y los mercados. Los que mandan en el mundo, que no han sido, precisamente, elegidos democráticamente, y los partidos que siguen las consignas de estos. Zapatero escucha a Botín, pero no a los ciudadanos. Los políticos están deseando que pase algo así para deslegitimar las protestas. No se enteran de nada. Lo que se les está diciendo desde toda España es que ellos son los responsables del mal, que ellos han sobrepasado esa línea roja, que están fuera del sistema democrático, que han caído en el partidismo y caciquismo. Que sus amos son los banqueros. En fin, no hay revuelta, desgraciadamente, sin violencia. Y no es que yo quiera legitimarla. Pero los parlamentarios que ayer se reunían para aprobar unos presupuestos antisociales, anti derechos humanos y del ciudadano, a favor del mercado y la privatización, son los que tienen también el monopolio de la fuerza. ¿Cómo se puede actuar contra ellos? Sólo queda la salida, en las elecciones generales, de una abstención masiva, cercana al cien por cien, que ponga en jaque al sistema político, tras lo cual haya que refundar la democracia y los partidos políticos desde una república constitucional. Todo lo demás son engaños a los ciudadanos. Los partidos políticos no garantiza, de ninguna manera, la libertad política y, ahora, tampoco, los derechos sociales y civiles.

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