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Filosofía desde la trinchera

Es la estructura de la iglesia la que ha mandado a callar a esos que hacen una labor humanista cristiana y revolucionaria. Por esos son desconocidos. Y porque si se siguiese su práctica nos quedamos sin iglesia. La iglesia tiene que optar o bien por el dogma o bien por la ética de la justicia universal. No tiene alternativa. Y la iglesia, desde que se establece como religión del imperio romano del que hereda sus estructuras jerárquicas aún vigentes, elige el dogma. De ahí que ese sea el momento del inicio de la persecución del hereje, que significa en griego disidente, es decir, el que piensa de otra manera. Por eso al cristiano de a pie, se le produce una tremenda esquizofrenia, creen en el mensaje evangélico, pero no se ven reflejados en la doctrina oficial de la iglesia ni en su práctica. Y estos dos últimos papas han retrocedido más de cien años con respecto al innovador y aperturista Concilio Vaticano II que es el que inauguró la doctrina social de la iglesia de la cual emergen todas esas nuevas teologías, como la teología de la liberación, que anteponen la ética al dogma. Por eso su insignia es “Fuera de los pobres no hay salvación”, sin embargo el lema de la iglesia es “Fuera de la iglesia no hay salvación.”

            Efectivamente, en el pecado va la penitencia, y el infierno está en uno mismo y en el otro en el que te reflejas y te conoces. Por eso, mantengo desde hace tiempo, que los textos sagrados no son más que una gran metáfora para conocerse a sí mismo y alcanzar, la bondad, la justicia y, con ello, la sabiduría.

            Curiosamente este curso me he dedicado accidentalmente al estudio de la ética cristiana en su versión misionera. Es decir, como mensaje de justicia social y universal, por un lado y en diálogo con el resto de las grandes religiones del mundo, por otro. Lo que ando buscando son los rasgos éticos que hay en común en la humanidad y que se han manifestado de muchas formas. Todo ello con la intención de dotar de contenido empírico el ideal ilustrado y Kantiano del cosmopolitismo. El ideal kantiano es formal, hay que darle contenido, pero, a su vez, ese contenido no puede ser dogmático, tiene que ser el fruto del diálogo entre religiones, que, por cierto, el actual Papa, ha cerrado estableciendo la verdad universal del catolicismo (dogmatismo y fanatismo) es decir que el hombre vive la realidad desde una visión religiosa, política e ideológica que son diferentes, pero que tienen puntos en común universales. Es éste uno de los sustratos de la globalización que hay que buscar para volver a dar sentido al hombre, en tanto que humanidad y en tanto que particularidad. Para mi, por supuesto un sentido siempre provisional.

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