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Filosofía desde la trinchera

Vamos a ver. Espero no haberte ofendido por mi tono, lo utilizo muchas veces por escrito y oralmente. Y creo que es cuando me salen los mejores discurso. Y ese tono se debe a un estado de ánimo indignado, cercano a la cólera que la canalizo por medio de la razón del discurso. Por eso mi diatriba no iba contra ti sino contra la política, además, de hacer un alegato de mi independencia que para mí tiene mucha importancia porque es el esfuerzo de toda una vida. Independencia sin neutralidad participando democráticamente con el voto o el no voto. Ahora estoy en una posición absolutamente radical porque creo que es la única forma de salvar la democracia.

Sé de dónde vienen tus palabras y conocía el discurso de Monago y participo de tus críticas.

Pero, por último, lo que no admito es esa defensa irracional del partido socialista. Inevitablemente y verdaderamente y es de agradecer, aunque es su deber como supuesto partido de izquierda, que ha habido avances sociales muy importantes en los gobiernos socialistas. Pero se deben más a la inercia de la exigencia de un estado democrático que a la propia praxis del partido. El partido socialista ha dejado mucho que desear en el desarrollo del estado de bienestar como bien demuestra Vicenç Navarro en “Bienestar insuficiente” cuando tuvo todas las armas para desarrollarlo. Por el contrario, en el partido socialista se generó corrupción e, incluso, terrorismo de estado. El partido socialista ha fomentado el bipartidismo, lo cual es un violación de la libertad real de expresión y ha prolongado las antiguas estructuras de poder franquista, también esto lo hizo el partido comunista. La transición no fue modélica, esto es un mito que hay que desenmascarar y del que los partidos de izquierda deben dar cuenta. Y de esa mala transición viene nuestro deficiente estado de bienestar y el trato de favor al capital, al poder. Y, también, a la iglesia, que todo hay que decirlo.

Y en cuanto a lo de la mundialización que es un proceso del capital y que no es nuevo, ya Marx lo anuncia en el Manifiesto comunista, comienza en el Renacimiento. Pero si queremos fijarnos en las características actuales pues tiene sus comienzos tras la crisis del petróleo del setenta y tres. Y ahí es donde viene la claudicación de la izquierda, de toda la izquierda mundial ante el neoliberalismo que se había desarrollado treinta o cuarenta años antes con Von Mises y Hayek, pero estos no eran tan brutales, su liberalismo era un liberalismo filosófico que abarcaba muchos más ámbitos que el de la economía. Pero lo que le pasó a la izquierda cuando acepta el neoliberalismo de la globalización es que lo acepta como un desarrollo histórico inevitable. Es decir, acepta un determinismo económico de la historia y, políticamente, afirma lo que últimamente estamos cansados de oír, “no hay alternativas”. Pues esto significó la ruina de la izquierda, de la democracia y el surgimiento de la ultraderecha económica. De lo que yo llamo el fascismo económico en el que estamos instalados. La izquierda vivió un espejismo, porque durante tres décadas el crecimiento fue brutal y encima cae el muro de Berlín, por lo tanto sólo existe un modo de desarrollo histórico, un fin de la historia y una muerte de las ideologías. Ésta fue la tumba de la izquierda y de la política. Pero sí había alternativas lo que ocurrió es que no se escucharon, porque la política toda se corrompió. Por eso urge ahora esa recuperación de la política y de la sociedad civil. Un afectuoso saludo.

 

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