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Filosofía desde la trinchera

 

                               ¿Qué pruebas necesitamos ya?

                Lo de ayer en el Parlamento, la visita del señor Draghi, presidente del BCE, al Parlamento español no tiene sentido, es bochornoso, un ataque a la ciudadanía, a los pilares mismos de la democracia. Y el papel de nuestros políticos es una auténtica vergüenza. Permitir ese “formato” de reunión, como así lo llamaron, es vejatorio para la ciudadanía y una traición más de los políticos al pueblo. Y ahora que vengan los intelectuales orgánicos, al estilo de Savater, a decir que el grito del 15 M de que no nos representan es una tontería, una chorrada de niños desocupados. Pues no señor, no nos representan. Y hace años que los partidos en España no representan a los ciudadanos, que los traicionan y los engañan en las elecciones para conseguir su preciado voto que es el que alimenta su poder. Porque no es una democracia lo que hemos creado, sino una partitocracia, un poder interesado de los partidos. Un poder que se autoprotege y que no quiere saber nada de la ciudadanía de la que dispone en las elecciones para legitimarse y olvidarse de ella. Pero lo de ayer en el congreso es un ataque a los cimientos del sistema democrático, que no existe, porque es una pantomima, y ayer quedó palmariamente demostrado.

Una reunión a puerta cerrada, sin luz ni taquígrafos, en el Parlamento, donde están nuestros representantes. Esto es inadmisible. Los señores diputados no deberían haber asistido. Y no vale sólo con presentar una queja por cómo se han hecho las cosas. Habría que haber hecho un plante. Pero el plante a la clase política, al poder de los partidos y a la corrupción de todas las instituciones del estado a través de este poder, lo tiene que hacer la ciudadanía. Es necesaria una rebeldía total y pacífica. No se puede admitir por más tiempo esta farsa. Que no se queda sólo en farsa, sino que trae hambre y miseria. Además de que es una forma de fascismo económico y de totalitarismo político. Basta ya de ser víctimas y vasallos. Hemos de recuperar el poder de la ciudadanía; es decir, nuestra libertad y nuestra dignidad.

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