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Filosofía desde la trinchera

Yo no defiendo utopías. Pienso que el pensamiento utópico es tiránico y da lugar a totalitarismos políticos. La política ha de hacerse fragmentariamente, con una lógica situacional, no holísticamente, como pretende el pensamiento utópico. Ahora bien, la utopía como idea reguladora de la praxis política es una realidad ética que consiste en la consecución de la justicia social. Después de esta idea viene la ingeniería social, que es fragmentaria, falible, diversa, discutible...que pretende la consecución de la justicia social por diversos medios y mediando las instituciones y gradual o fragmentariamente y siempre sometidos al principio de falibilidad. La democracia nunca es realizables totalmente. En su esencia va la imperfectibilidad. La democracia es, precisamente, antiutópica.

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