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Filosofía desde la trinchera

¿Qué es el hombre? No podemos entenderlo sin la tecnología y sabemos que las nuevas tecnologías nos han transformado. El hombre se está autoconstruyendo. Es necesario tener en cuenta que nuestra propia condición biológica es la de un animal abierto al mundo. Nosotros no tenemos una adaptación al medio, sino que creamos un mundo a través de la cultura. Pero ésta sale de nuestro cerebro en interacción con el medio. De tal manera que construimos a la vez que nos construimos. La cultura, nuestra segunda naturaleza, es, como si dijésemos, nuestra forma de adaptación al medio. Forma de adaptación, que no es tal, sino transformación. Todo ser vivo al adaptarse, de alguna forma, transforma el medio. Lo que sucede es que el homo sapiens es consciente de ello y crea utensilios (técnica y tecnología) para tal misión. La advertencia que yo creo que hay que hacer es que hay que huir de la tecnofobia y de la tecnofilia. El hecho de que el hombre es un animal técnico es irrenunciable, pero también lo es el hecho de que es un animal ético. Y esto segundo es lo que no hay que olvidar. Porque resulta que las sociedades tremendamente complejas que hemos construido han olvidado o están olvidando esta dimensión absolutamente irrenunciable, pero no porque queramos, sino que por naturaleza somos animales éticos. Otra cosa es el tipo de ética y moral que hayamos construido a lo largo de los tiempos. Lo que sí está claro es que en nuestra dimensión ética debemos tender a la defensa del hombre en tanto que ser dotado de dignidad, por tanto un fin y no un medio. Y esto es algo difícil porque el uso de la tecnología y nuestra dependencia absoluta de ella nos transforma en medios, más que en fines. Con lo que nos convertimos en objetos y dejamos de ser sujetos. Y, en segundo lugar, hay que intentar defender la universalidad de los principios éticos fundamentales, como es el que hemos mencionado de ser seres dotados de dignidad.

La defensa del hombre como un animal ético nos enfrenta directamente al poder, en la medida que éste, y más en las sociedades tardocapitalistas absolutamente tecnificadas, va a tender a reducirnos a objetos. El ejercicio del pensar se transforma en un acto de resistencia. En una acción revolucionaria.

 

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