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Filosofía desde la trinchera

Antonio, precisamente, cuando me refiero a sabidurías olvidadas, me refiero a las occidentales. A las que no explicamos en historia de la filosofía. A las que han sido marginadas por los diferentes poderes. En cuanto al análisis que haces de la religiones orientales, pues cómo no coincidir, son iguales que las occidentales, un mecanismo de opresión y superstición y, ahora mismo, una moda pija de occidente asumida por el mercado. Pues claro. Pero ocurre igual que con Spinoza, ahí está la ética muerta de risa, objeto sólo de expertos. Pues lo mismo ocurre con el Tao te King u otras obras. Y los evangelios, constructos históricos, contradictorios entre sí, pero cargados de sabiduría. Como el Sócrates de Platón, una leyenda, pero rebosante de sabiduría. Heidegger lo supo ver. El comienzo de la filosofía fue la ruptura con los presocráticos, que representaban la verdadera sabiduría, es curioso que Nietzsche salve a Heráclito de la quema. Y por eso Heidegger piensa que es entonces, con el inicio de la metafísica cuando se produce el olvido del Ser. Pero que es un camino necesario. Porque somos animales técnicos, como también lo supo ver Ortega. Y es curioso también, que todos aquellos que han retornado al Ser, la mística, hayan sido atacados por el poder de la religión institucionalizado como forma de opresión y control del pueblo. Recuerda sino qué significa el capítulo V de los Hermanos Karamazov de Dostoievski, cuando Jesús se aparece en Sevilla en plena semana santa. No persigo modas. Quiero sacar la filosofía a la calle, a su lugar natural. Es la línea olvidada que siguieron a Sócrates: los estoicos, los epicúreos, los cínicos, los escépticos. Platón y Aristóteles consolidaron el sistema y, más, cuando se funden con el cristianismo y surge la gran construcción de la filosofía cristiana. El lugar de la filosofía ha sido siempre el ágora. En la universidad, la filosofía, y sobre todo a partir del siglo XX, con su afán cientificista, está muerta y enterrada. No se trata de modas y autoayuda, eso son síntomas de la decadencia de occidente, entre ellas de la filosofía que no ha sabido estar al tanto y que ha ido, acomplejada, a remolque de la ciencia. Se trata de indagar en la sabiduría de siempre. Y no separar, el conocer del ser, como no lo hacían ni los presocráticos, ni Sócrates ni la línea antes citada. Ni lo hicieron tampoco Montaigne, Bruno, Cusa, Spinoza, Kant, Schopenhauer, Nietzsche… Wittgenstein… Ah, y no olvidar que todas estas reflexiones no salen de un ataque de misticismo, sino, del escepticismo y el cinismo. Y entiendo a éstos, como vitales. Es como haberle pegado una patada a la vieja escalera al modo de Wittgenstein.

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