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Filosofía desde la trinchera

 

 

No creo yo en los determinismos históricos, ni en los ciclos de la historia de forma necesaria. Si hay un determinismo, es físico y biológico. Y es dudable. Pero éste es otro tema. No pienso que hayamos llegado a un punto de no retorno. Y no creo ser optimista. Todo lo contrario. Creo que nos reducimos a biología y habría que ver lo que dice la evolución. Es lo que se ha llamado la peligrosa idea de Darwin y la darwinización del mundo. Tampoco creo en determinismos tecnológicos, ni en el imperativo tecnológico ligado al primero. No sé qué se puede entender por deshumanización. La técnica es lo más característicamente humano. Las conquistas técnicas van desde el hacha de silex, pasando por la domesticación de las plantas y los animales, por la creación de un orden democrático y las instituciones que lo respaldan (cuidado que soy un crítico de la democracia, no un ingenuo) y llegando hasta una lavadora y la bomba atómica. No se puede caer ya en el discurso de las dos culturas. Esto es un error y tremendo para la educación. Estoy de acuerdo, por su puesto, con que la autoridad se gana, pero cuidado, no hay que olvidar que detrás puede haber intereses de los grupos de poder. Creo que la democracia debe basarse en la educación de la virtud que daría lugar a la ejemplaridad pública. Y esta ejemplaridad es la que da la autoridad. Y el ideal de la democracia es que fuese alcanzada por la mayoría. Por eso nuestro sistema educativo está tan errado y educa, precisamente, en lo contrario. Y no hay educación de la virtud sin autoridad. Toda crisis es una crisis de valores. Y los valores no cambian hasta que n cambia el paradigma. Esto es, hasta que no aparece una nueva visión del mundo, que por su puesto, nace de la crítica o discurso crítico, como el que se viene haciendo en este blog.

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