Efectivamente, Manolo, llevas toda la razón con el tema de la eutanasia y el suicidio. Y el origen son las religiones monoteístas y los estados que ahora las sustituyen. Y lo que se ha producido es una confusión de valores. La vida como máximo valor, sea en las condiciones que sea, lo cual le permite al poder el control de los ciudadanos, y la vida digna, por un lado, y la libertad que tú señalas. Es decir, el poder que tiene el hombre para rebelarse y negar su propia existencia. Esta idea es tremendamente liberadora; por eso siempre debemos aplazarla. El máximo defensor del suicidio Ciorán, defendía esto mismo y vivió hasta los 84 años teniendo una muerte natural. En una ocasión se llevó todo un día paseando por París para convencer a un joven, que lo había leído, para que no se suicidase. Y el argumento fundamental es precisamente el que venimos barajando aquí. El suicidio como solución final y liberadora y como acto de libertad. Al poder no le gusta nada esto, y por eso niega la eutanasia, y de esta manera convierte la vida de ciertas personas en una tortura, un mal radical, porque no le gusta la libertad. La libertad es la disidencia del poder, la ausencia del control, la autonomía. Libertad y poder son contradictorios. Por eso es gracioso escuchar en la boca de los políticos corruptos la palabra libertad. Bueno, más que gracioso es indignante y grotesco.
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