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Filosofía desde la trinchera

 

            José Miguel, yo no he hecho ninguna interpretación maniquea. Ha sido tu lectura. Y nunca he relacionado la izquierda con el progresismo. Desconoces mis análisis sobre el mito del progreso. Tampoco he identificado la izquierda con la libertad. Es más, lo que he señalado es que la izquierda ha favorecido los regímenes totalitarios que eliminaban la libertad en virtud de la “igualdad” en la redistribución de la riqueza. Y, por eso se le ha escapado la idea de la libertad.

 

            Y, por supuesto que el poder es conservador, si no no se puede ejercer. Pero, cuidado, hay algo que señalas que no lo es. El poder basado en la moral. Esto no es poder. Es autoridad. Pero autoridad en el sentido de ejemplaridad. Y los padres, por otro lado, además de ejercer la autoridad moral, tienen que ejercer el poder, la disciplina. En caso contrario el niño sería esclavo de los instintos y pasiones. El padre, como figura de poder, es conservador. Hace que se cumpla la ley. Lo siento, José Miguel, eso es la dinámica del poder en animales tribales como nosotros. Por otro lado, creo que la división entre izquierda y derecha a la que tu dices que yo acudo, no tiene nada que ver conmigo, más bien será la visión que los tertulianos lanzan, tanto de un lado como de otro, por doquier. Mi análisis procede del estudio e intento encontrar una vía de solución política para conservar la democracia, o restaurarla, porque queda poco de ella.

 

            El liberalismo, que surge con Locke, tiene un concepto de libertad mucho más amplio que el económico. Y fue, como sabes, el fundamento de la democracia americana. Aquí no estaríamos hablando de derecha ni de izquierda. Sino de la conquista ética de la humanidad que es el concepto lockiano de igualdad en la libertad. Todos somos igualmente libres. Pero el problema que se plantea en Locke es el de la propiedad y es Rousseau, precisamente, el que se enfrenta a ello. Después comento esto. Sigo con Locke. Este autor relaciona de forma indisoluble la libertad con la propiedad. El hombre en su estado de naturaleza es libre de su propiedad, de su vida y de ejercer todo su poder sobre los demás. Renuncia a este máximo poder, curiosamente, para preservar la libertad. Porque en el estado de naturaleza todos tienen el mismo poder y serie un estado de miedo, por tanto, ausente de libertad. Hasta aquí perfecto. Pero el problema es que Locke dice sobre la propiedad que, la hierba que su caballo come le pertenece, las frutas que sus sirvientes recolectan les pertenecen. Es decir, está justificando la propiedad privada de la burguesía. En definitiva, a lo que estábamos asistiendo era a una lucha por el poder entre la nobleza decadente y la burguesía emergente. Desgraciadamente es éste el concepto de libertad que se ha transmitido a la economía liberal, desbocada en el neoliberalismo actual que elimina, tanto la libertad, en sentido de Locke, como la democracia que se deriva de su análisis. Por su parte Roussau considera que todos somos iguales, de ahí que sea el inspirador de la izquierda, aunque también de Kant, no lo olvides, que es al que hoy en día hay que escuchar. Ahora bien, la sociedad nos pervierte. Pero, ¿en qué consiste esa perversión? Pues ni más ni menos que en el origen de la desigualdad entre los hombres. Y esa desigualdad empieza, precisamente, por la propiedad privada. Y a partir del establecimiento de la propiedad privada surgen los poderes que lo que hacen es garantizar la legitimidad de esa propiedad privada. Por eso en Roussea la vuelta a la naturaleza es la recuperación de la igualdad a través de la república: el gobierno del pueblo, siempre que éste haya conseguido el grado de libertad que le vendría dado por la ilustración. Nada dice de la abolición de la riqueza en su contrato social. Esto será un paso que darán, erróneamente, los anarquistas, comunistas utópicos y el pretendido marxismo científico. De ahí, y éste es el fondo de mi análisis que excede los tópicos de los tertulianos, que la libertad haya sido olvidada por la izquierda. Y reivindico su recuperación. Y no te engañes, los liberales en sentido filosófico no son la derecha, eso lo dirá Aznar, un ignorante supino en estos temas como he tenido la oportunidad de comprobar en ciertos escritos suyos y conferencias en el extranjero. Desde luego que ni la historia ni la filosofía son su fuerte. Los liberales defienden la libertad en el sentido ilustrado de Kant, no el neoliberalismo que es una forma de aniquilación de la democracia, de esclavitud difusa y de ecocidio en nombre de un mito sobre el progreso de la humanidad hacia un mundo feliz basado en las leyes de la economía y las tecnociencias a su servicio.

 

Muchas gracias José Miguel y ha sido muy estimulante e inteligente tu comentario.

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