Estimado Luis Omar. Le contestaré brevemente. En primer lugar le doy las gracias por haberse molestado en leer mis artículos y comentarlos. Pero siento disentir profundamente con usted. Creo que, de ninguna manera ha entendido mis artículos ni mis intenciones. Y además, creo que peca usted de una enorme afectación academicista. Yo puedo hablar de la posmodernidad sin mencionar a diferentes filósofos que se les llama posmodernos. Y, por otro lado, tampoco hay que confundir la posmodernidad con la filosofía de la sospecha. Pero no es esto lo que me interesa. Lo que a mi me importa, como filósofo mundano en la versión kantiana y como filósofo en el sentido de Popper son los problemas, no los términos ni los autores. Y yo he hablado de problemas que usted no ha tratado ni se ha referido, ocultándose en una pseudoerudición que no nos dice nada de lo que teníamos en cuestión. Por último lamento la dictadura que padeció, nosotros padecimos otra más brutal durante cuarenta años…pero no se equivoque, todo mi pensamiento, toda mi filosofía se dirige contra cualquier forma de poder que se transforme en absolutismo. Y eso es lo que he querido mostrar y que usted no ha entendido. Lo desarrollo más por extenso en otros de los artículos “La perversión de la razón ilustrada.” y en mis diferentes libros. Por otro lado, lo que no admito es que por defender a los clásicos y los grandes relatos de la humanidad, por ser un ilustrado tambaleante, que diría Popper, se me confunda con un absolutista. Soy un defensor de la sociedad abierta y de la libertad humana como máximo valor, siempre que éste esté en el equilibrio con la igualdad y a esto se le llama justicia. Por último, pensar que las ideas no tienen consecuencia es un desconocimiento de la historia de las ideas y de la historia universal, además, de extremadamente peligroso. Las ideas vienen del fondo de la historia y se materializan independientemente de que los gobernantes sean conscientes de ellas. Eche, sino un vistazo a la obra del reciente premio Nobel de economía Poul Krugman, “Las ideas tiene consecienas.” O a la obra de George Susang “El pensamiento secuestrado”, sobre el mismo tema. El neoliberalismo económico tiene sus raíces en la interpretación que del liberalismo se hace en el primer tercio del siglo XX y es una respuesta al keynesianismo y a la socialdemocracia, y se hace triunfante a partir de los setenta, en todos los ámbitos, incluida la educación. Pues bien, como se dice por aquí, de aquellos polvos estos lodos. Por otro lado, toda visión totalitaria hunde sus raíces en visiones deterministas de la historia, no hace falta que el gobernante sea consciente de ello, pero lo lleva a la praxis, vivencia esas ideas, porque en él ya no son tales, sino ideología y creencia. Por último, le sugiero que me hable de problemas y soluciones no de distingos entre autores, hace tiempo que abandoné el academicismo en pos de la filosofía mundana. No confunda filosofía con doxografía. La primera, a pesar de ser teórica, tiene una impronta práctica, es un intento de transformación ético-política. Como decía Unamuno, las ideas engendran un sentimiento y éste una acción. Hay que estar muy vigilante de nuestras ideas, que no se conviertan en ideologías o creencias y nos tiranicen. O, como decía Ortega, en las creencias se está, Las ideas se tienen.
Un cordial saludo.
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