Blogia
Filosofía desde la trinchera

No es que yo ponga en duda el tema de la igualdad. Soy un firme defensor. Pero habría que cambiar mucho el estado para conseguir, de facto, esa igualdad. Nuestro estado está construido desde el neolítico, a partir de la diferenta biológica entre hombres y mujeres que dieron lugar a la división del trabajo. Ya Platón se dio cuenta de ello; y siendo el primer defensor de la igualdad entre hombres y mujeres, que no de la igualdad entre las personas, pues mantenía la idea de una sociedad estamental basada en diferencias ontológicas entre los hombres que los hacían mejores y peores, construye un estado absoluto que se hace cargo de los niños. De esa forma elimina la familia, considerando que la única familia es la del estado en la que todos somos hermanos. Pero esta solución no es satisfactoria por dos cosas. Primero porque la familia no se puede eliminar, es de raíz biológica, puede tener diversas formas, pero el desarrollo afectivo del niño requiere de la familia. Sin desarrollo afectivo no hay personas. Segundo, porque el estado platónico es un modelo totalitario. Y, tercero, habría que seguir luchando por la igualdad desde la democracia y en el marco de la igualdad universal de todas las personas, es decir, en el marco universal de los derechos humanos. Pero, me temo, que siempre habrá una tensión y, ojala me equivoque, no estaría mal ver un mundo en el que los máximos puestos de todos los poderes lo ocupasen las mujeres. El poder está lleno de machos prepotentes y extremadamente competitivos, y donde hay competencia, pues no hay diálogo.

0 comentarios