Pues me alegro, aunque lo suponía, que lo veas desde otras perspectivas. Y tu explicación, desde la crianza, a mí me ha aportado una perspectiva absolutamente nueva. Lo del reduccionismo te lo digo a ti, pero me lo digo a mí mismo también, que no debemos caer en él. Y, en concreto a mí mismo, porque al ser novedoso lo de la crianza y los textos de Casilda tan sugerentes y sugestivos, pues me he movido a veces en la explicación fácil reduccionista.
Lo del conocimiento filosófico y humanístico es muy importante. Las mejores universidades del mundo ofrecen como principal conocimiento el de las humanidades, siendo la filosofía la que vertebra la relación entre las dos culturas. El resto del conocimiento no es más que el de la especialización para trabajar. Por eso se eliminan las humanidades de la educación pública y sólo las universidades e institutos de élite los conservan, porque allí se formarán los futuros dirigentes del mundo. Al pueblo se les forma para trabajar, por eso la formación es absolutamente fragmentaria, superespecializada y deshumanizada. Es el biopoder. Ni alumnos ni profesores se han dado cuenta de esto. Es más, han considerado la educación obligatoria como un éxito (¡vivan las cadenas!) y yo creo que ya es demasiado tarde para darle la vuelta a todo esto. Lamentablemente. A no ser que se produzca una revolución paradigmática.
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