Comentarios a la Ética de Spinoza.
"Así pues, la perfección y la imperfección son solo, en realidad, modos de pensar; es decir, nociones que solemos imaginar a partir de la comparación entre sí de individuos de la misma especie o género..." Ética, parte IV.
Si partimos de la idea de que solo hay una sustancia y esa sustancia es la infinita, pues no hay división. Sino que toda división no es más que fruto de nuestro pensamiento que puede ser adecuado o no adecuado. Las ideas adecuadas son las que se corresponden con el Ser, la sustancia infinita, dios o naturaleza, las inadecuadas son las que no se corresponden, las que chocan , las que plantean la escisión. Por ello, no se puede hablar de la perfectibilidad de algo, sino de mi pensamiento sobre la perfectibilidad de algo. El Ser es, es mi pensamiento el que valora y al valorar, escinde. Nuestro pensamiento crea las apariencias. Y esto tiene una gran importancia y repercusión en la ética. Nosotros juzgamos éticamente. Pero un juicio ético es una valoración del Ser desde nuestra singularidad, por ello, es una falsificación. Todo juicio es un prejuicio. Que, además, procede de una falsa visión de mí mismo, que consiste en verme como imperfecto, como incompleto, (de dónde surgirá el resentimiento, la envidia, el odio…) cuando realmente, en tanto que perteneciente a la sustancia divina o el mundo soy perfecto en tanto que soy. Es decir, desde la perspectiva de la eternidad; por otro lado, la única perspectiva posible o real.
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“…la naturaleza es siempre la misma, y es siempre la misma en todas partes, su eficacia y potencia de obrar; es decir, son siempre las mismas, en todas partes, las leyes y reglas naturales según las cuales ocurren las cosas y pasan de unas formas a otras…” Ética Parte III
El universo es el que es y es siempre lo mismo y, por tanto, la forma de acceder a él es siempre la misma. Las leyes que rigen el universo lo constituyen como es y no es de otra manera. Aunque esa manera de ser sea de múltiples formas. No obstante, Spinoza, al partir de que la única realidad es la substancia infinita y ésta, por ser tal, es inmutable, eterna, necesaria y demás infinitos atributos, pues resulta que resuelve, de ahí que Einstein lo admirase, el problema del dualismo. El universo es uno y está, como diría el físico, autocontenido. La dualidad, mente-cuerpo es o fue una estrategia para poder estudiar el cuerpo, la materia, según el modelo de la máquina. Pero poco después, Spinoza ofrece una solución infinitamente más revolucionaria que aún hoy en día no hemos sacado suficientemente las consecuencias de su pensamiento. Y no es de extrañar aquí el por qué Spinoza inspirase a Schopenhauer, que, además de en Kant y otros, bebió en las fuentes budistas. Y, tampoco es de extrañar que el filósofo judío de origen español, impactara en Nietzsche, que, a su vez, al único filósofo que salvara de la historia era a Heráclito. ¿Y no ha vuelto, dando un gran rodeo y con las diferencias de conceptos y épocas, Spinoza a Heráclito y su armonía de los opuestos en la unidad del Logos?
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