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FilosofĂ­a desde la trinchera

Comentarios a Spinoza

“Nuestra alma obra ciertas cosas, pero padece ciertas otras; a saber, en cuanto que tiene ideas adecuadas, entonces obra necesariamente ciertas cosas, y en cuanto que tiene ideas inadecuadas, entonces padece necesariamente ciertas otras.” Spinoza, Ética, Parte III.

Spinoza se expresa meridianamente con su estilo geométrico. Pretende realizar una geometría del alma. La geometría era el ideal del conocimiento perfecto y del conocimiento divino. Algo de eso queda aún hoy en día entre los matemáticos y los físicos más platónicos y pitagóricos. Y, en mi caso, los sigo. La matemática es el lenguaje del mundo, el mundo es la matemática: el sentido de las matemáticas.

Pues bien, aquí el sabio Spinoza nos plantea una contradicción. O, dicho de otra manera, sólo existen dos formas de ser. La forma adecuada, o la inadecuada. Y, cuando me refiero a formas de ser me refiero a formas de pensar. Y, claro, cuando hablamos de pensar, hablamos de afectos y de acciones: praxis. La forma adecuada es el obrar. Con lo cual la forma adecuada de pensar está relacionada con la libertad. Por eso la virtud no es sólo virtud, sino que la virtud implica necesariamente la libertad. Porque el obrar sólo es posible desde la libertad. Ahora bien, cuando pensamos inadecuadamente, esto es, de forma errónea, padecemos ciertas cosas. Es decir, sentimos ciertos afectos: envidia, rencor, odio, resentimiento, vergüenza, miedo… que nos hacen esclavos. Por ello, mientras que el vicio nos esclaviza, la virtud nos hace libres. De tal manera que, el único camino que nos queda para ser libres y felices, es el de pensar adecuadamente. Pensar adecuadamente es sentir adecuadamente, porque pensar y sentir forman una unidad. ¿Quién se lo iba a decir a los psicólogos y pedagogos de la educación emocional, verdad?

Comentarios a la Ética de Spinoza.

"Así pues, la perfección y la imperfección son solo, en realidad, modos de pensar; es decir, nociones que solemos imaginar a partir de la comparación entre sí de individuos de la misma especie o género..." Ética, parte IV.

Si partimos de la idea de que solo hay una sustancia y esa sustancia es la infinita, pues no hay división. Sino que toda división no es más que fruto de nuestro pensamiento que puede ser adecuado o no adecuado. Las ideas adecuadas son las que se corresponden con el Ser, la sustancia infinita, dios o naturaleza, las inadecuadas son las que no se corresponden, las que chocan , las que plantean la escisión. Por ello, no se puede hablar de la perfectibilidad de algo, sino de mi pensamiento sobre la perfectibilidad de algo. El Ser es, es mi pensamiento el que valora y al valorar, escinde. Nuestro pensamiento crea las apariencias. Y esto tiene una gran importancia y repercusión en la ética. Nosotros juzgamos éticamente. Pero un juicio ético es una valoración del Ser desde nuestra singularidad, por ello, es una falsificación. Todo juicio es un prejuicio. Que, además, procede de una falsa visión de mí mismo, que consiste en verme como imperfecto, como incompleto, (de dónde surgirá el resentimiento, la envidia, el odio…) cuando realmente, en tanto que perteneciente a la sustancia divina o el mundo soy perfecto en tanto que soy. Es decir, desde la perspectiva de la eternidad; por otro lado, la única perspectiva posible o real.

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“…la naturaleza es siempre la misma, y es siempre la misma en todas partes, su eficacia y potencia de obrar; es decir, son siempre las mismas, en todas partes, las leyes y reglas naturales según las cuales ocurren las cosas y pasan de unas formas a otras…” Ética Parte III

El universo es el que es y es siempre lo mismo y, por tanto, la forma de acceder a él es siempre la misma. Las leyes que rigen el universo lo constituyen como es y no es de otra manera. Aunque esa manera de ser sea de múltiples formas. No obstante, Spinoza, al partir de que la única realidad es la substancia infinita y ésta, por ser tal, es inmutable, eterna, necesaria y demás infinitos atributos, pues resulta que resuelve, de ahí que Einstein lo admirase, el problema del dualismo. El universo es uno y está, como diría el físico, autocontenido. La dualidad, mente-cuerpo es o fue una estrategia para poder estudiar el cuerpo, la materia, según el modelo de la máquina. Pero poco después, Spinoza ofrece una solución infinitamente más revolucionaria que aún hoy en día no hemos sacado suficientemente las consecuencias de su pensamiento. Y no es de extrañar aquí el por qué Spinoza inspirase a Schopenhauer, que, además de en Kant y otros, bebió en las fuentes budistas. Y, tampoco es de extrañar que el filósofo judío de origen español, impactara en Nietzsche, que, a su vez, al único filósofo que salvara de la historia era a Heráclito. ¿Y no ha vuelto, dando un gran rodeo y con las diferencias de conceptos y épocas, Spinoza a Heráclito y su armonía de los opuestos en la unidad del Logos?