Tomás de Aquino
TOMÁS DE AQUINO: FE Y RAZÓN. EL PROBLEMA DEL MAL.
Vida y obra.
Nace en 1224, Roccaseca (Italia). En 1234 se hace estudiante de artes en Nápoles. A los 20 años se hace dominico. Se dirige a París y estudia en la facultad de teología con el maestro San Alberto Magno. En 1256 se licencia en Teología. Muere en el 1274. Sus obras filosóficas están presentadas en todas las formas conocidas entonces. Las fundamentales están expuestas en los siguientes géneros: Comentarios a Aristóteles, Las Sumas y las cuestiones disputatas.
Razón y fe.
En el fondo de todo el pensamiento de Tomás de Aquino nos encontramos con el esfuerzo de distinguir entre razón y fe como modos de conocimiento y demostrar que en última instancia coinciden. El ámbito de la filosofía es el de la facultad natural de la razón. El filósofo ha de atenerse únicamente a lo que es accesible por esta facultad. La teología, por el contrario, se basa en la autoridad divina. Los artículos de fe, dogmas, han de ser aceptados aunque no puedan ser demostrados.
“Así, pues, un filósofo argumenta siempre basando en la razón los principios de su argumentación; un teólogo argumenta siempre buscando sus principios en la revelación.”
Así, el presupuesto de todo el pensamiento de Tomás de Aquino, es que esos dos ámbitos distintos del conocimiento han de conducir a un mismo lugar. Y, algo muy importante, si no coinciden el defecto será la mala argumentación racional. Han de coincidir siempre de hecho, aunque en apariencia así no sea.
“Ni la razón cuando la usamos correctamente, ni la revelación, puesto que procede de Dios, pueden engañarnos. No hay posibilidad para la contradicción. Si nuestro espíritu (razón) pudiese comprender perfectamente los datos ofrecidos por la fe la coincidencia sería perfecta. Aunque la Filosofía y la Teología poseen métodos distintos se dirigen idealmente a una misma verdad. Nuestra obligación consiste en llevar lo más lejos posible nuestra razón; es decir, acercarnos cada vez más a la verdad revelada.”
El método racional sería el siguiente:
1. Partimos del dogma como dato.
2. Se define.
3. Se desarrolla su contenido e incluso se enriquece por analogías.
4. Se llega por fin a la demostración del Dogma.
Éste, según Tomás de Aquino, es el fin de la ciencia Sagrada (teología). No tenemos porqué preocuparnos de su verdad puesto que parte ya de ella. Pero de aquí van a surgir dos teología: 1. teología revelada. Dios dijo Ego sum qui sum (yo soy el que soy) este juicio expresa la necesidad de su existencia. Al simple o al ignorante le basta con esto (la fe). 2. Teología natural o racional. Consiste en intentar acceder por la razón al dogma revelado. El primer propósito, pues, de la teología revelada será demostrar la existencia de Dios racionalmente. Tomás de Aquino rechaza el argumento ontológico (a Dios sólo se puede acceder a partir de sus criaturas, analógicamente, no a partir de la idea de Dios que es la pretensión de San Anselmo) y nos propone cinco vías que parten de los siguientes presupuestos:
a. Una realidad sensible. El mundo percibido por nuestros sentidos. Tesis realista.
b. Afirmación de la existencia de una serie causal. El mundo está ordenado.
1ª Vía. Se parte de la aceptación del movimiento. Vía aristotélica. Es necesario admitir un motor inmóvil. Es Dios.
2ª Vía. Pero las cosas no sólo son movimientos; antes de ello las cosas existen y en tanto que existen tienen un grado de perfección. Teoría de las causas. Aristotélica. Es necesario admitir una causa incausada. Es Dios.
3ª Vía. Por otro lado, lo dado, la realidad sensible está en continuo devenir. Las cosas pueden o no existir; su existencia, pues, no es necesaria. Lo necesario no necesita causa para existir. Existe por si (per se). Por el contrario, lo contingente no tiene en sí la razón suficiente de su existencia. Es necesario admitir un Ser Necesario. Es Dios. Esta vía es platónica.
4ª Vía. Grado de perfección de los seres. Las cosas son buenas verdaderas y bellas según un más y un menos, es decir, relativamente, para que exista un más y un menos habrá de haber un término de comparación absoluto; eso es Dios. Dios es belleza, verdad y bien absoluto.
5ª Vía. Se funda en el orden de los seres. Todo lo que sucede en el mundo tiende hacia un fin. La regularidad con que ello se produce nos muestra que no alcanzan su fin por el azar. La regularidad ha de ser dirigida e intencional. Pero las cosas naturales carecen de conocimiento y de intención. Por tanto es necesario que alguien sea su ordenador, su intención o causa final. Y esto ha de ser una inteligencia primera que es Dios. Argumento aristotélico.
La crítica de estas demostraciones se centra fundamentalmente en el salto cualitativo que se da de la demostración a la afirmación: es Dios. En ninguna de las vías se habla para nada del Dios de la religión. Otras críticas pueden tomarse de Guillermo de Occam.
Antropología. (teoría cristiana del hombre.)
El hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza. Es el rey de toda la creación. La creación está hecha para el hombre y el hombre para servir a Dios. El hombre a la par de ser miembro de la creación es independiente de la naturaleza. Es decir, que lo que aquí se está señalando es el dualismo de la naturaleza humana (cuerpo material y alma inmortal). Este dualismo procede del pensamiento filosófico griego. Se cree en un alma inmortal, pero también se cree en la resurrección de los muertos al final de los tiempos. Pero, para entender esto es necesario una nueva noción del tiempo distinta a la griega.
Pero el punto más importante dentro de la antropología cristiana es el tema de la libertad. El objetivo de la vida humana es amar a Dios y a la vida según su voluntad. Toda la creación está orientada hacia un último fin que es Dios mismo. A esto se le llama Providencia Divina. Pero la providencia no será la absoluta necesidad. El hombre es libre. La providencia o el designio divino no anulan su libertad. La propia libertad humana forma parte de la providencia divina. La providencia divina no fuerza al hombre; a éste se le ha ofrecido la posibilidad de alcanzar la felicidad si se adapta a la providencia. Pero Dios puede prever todo el futuro (incluso aquello que ocurre teniendo como causa la libertad del Hombre). El hombre no puede hacer esta predicción. En Dios si es esto posible porque es eternidad. Eso quiere decir que en Dios está todo el tiempo presente de una vez. Pero lo importante es que este conocimiento divino no anule la libertad humana. Una consecuencia de todo ello es la existencia del mal en el mundo. Éste queda explicado por la existencia de la libertad humana. Pero el mal lo va a entender Tomás de Aquino como la ausencia del bien, por tanto, no es algo sustancial. Todo lo existente en tanto que existe es bueno. Pero existe un orden del ser, una perfección; de ahí surgirá el mal. Por ejemplo, la ceguera es falta de vista (que es un bien.) La culpa (sentimiento de culpabilidad: pecado) es la deficiencia de una acción que, o no ha sido hecha o ha sido hecha de modo deficiente. El pecado consiste en no escoger deliberadamente el bien. Por consiguiente va en contra de los designios divinos, aunque Dios lo pueda conocer y prever.
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