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Filosofía desde la trinchera

Historia de la ciencia. Grecia

 

 

HISTORIA DE LA CIENCIA. Física y astronomía.

 

 

EL PENSAMIENTO GRIEGO.

 

La ciencia o la filosofía comenzó como una forma alternativa de pensar a otra anterior que ya existía que era el pensamiento mítico. Éste último pretendía explicar lo que ocurría en el mundo a partir de algo trascendente que era el mundo de lo sagrado. De tal forma que explicaba lo que ocurría a partir de narraciones míticas en la que intervenían los dioses y los héroes. La ciencia o filosofía aparece como una forma racional y crítica en la que es posible el diálogo. Los primeros pensadores introducen teorías explicativas del cosmos partiendo del mismo universo para poder explicarlos. El primer logro fundamental de esta aventura intelectual es la concepción de todo lo que hay como un cosmos o universo. Esto es, que se concibe como una unidad. Y esta unidad tiene que estar sometida a leyes universales, no al capricho y la voluntad de los dioses. La tarea de la ciencia será la de descubrir el orden que subyace a este todo. Y este orden tiene que venir expresado en leyes que serán las leyes de la naturaleza. Los dos problemas que apasionaron a la humanidad en el principio fueron el del movimiento (porqué cambian las cosas) y el de los astros. ¿qué es lo que hace que la bóveda celeste esté en movimiento y presente una regularidad y uniformidad tan señaladas?. En un principio se pensó que los astros y todos los cuerpos celestes eran dioses; más tarde se concebirán como entes naturales. Pues bien, estos dos problemas darían lugar a la física y a la astronomía.

 

Por otro lado, los primeros científicos o filósofos[1] distinguieron entre lo que es la apariencia y lo que es la realidad. Lo primero es el engaño, lo que se capta por los sentidos. La realidad es lo que se entiende por la razón. En definitiva, aquello que explica la apariencia. Es el mismo esquema que el del pensamiento mítico; pero de lo que se trata aquí es de que la realidad se capta por la razón. Y lo que hacen los filósofos es lanzar hipótesis posibles de explicación de lo que se nos aparece. El primer filósofo de la humanidad pasa por ser tal porque se le ocurrió decir que el principio de todas las cosas es el agua. Esto es ciencia o filosofía porque es una hipótesis que puede ser discutida. Pertenecía a lo que se llamó la escuela de Mileto. Se formó por un conjunto de pensadores que desarrollaron sus teorías en la ciudad de Miletos. Thales también fue matemático (descubre el teorema de Tales) y astrónomo (predice un eclipse de sol). Su teoría del principio de todas las cosas es científica porque aporta razones para mantener esta hipótesis y puede discutirse. Lo que dice Tales es que el agua es el elemento más abundante, por ello debió ser el origen de todos los demás elementos que hay en la naturaleza. Se distinguieron cuatro elementos, además del éter, hasta que apareció la química en el siglo XVIII. Pues bien, uno de los discípulos de Tales se atrevió a discutir su tesis y propuso que el principio de todas las cosas no es el agua sino el aire. Pero tuvo que dar razones convincentes para ello. No era suficiente con postular la hipótesis, había que defenderla. Así nace la discusión científica.

 


 

 

APARIENCIAS

 

 

REALIDAD

 

Múltiples

 

Una

 

Temporales

 

Eterna

 

Contingentes

 

Necesaria

 

Movible

 

Inmutable

 

 

El discípulo de Tales era Anaxímenes; y dijo que el principio de todas las cosas es el aire. Y lo defendía afirmando que el aire es más abundante que el agua, además de ser más sutil, por tanto más noble. Por ello, debe ser el elemento originario. Además elaboró las primeras teorías cosmológicas y cosmogónicas del universo. Es decir del orden y el origen del universo. Su teoría se basa en una percepción física. El aire caliente va hacia arriba, mientras que el aire fría va hacia abajo. Esto es que el frío pesa más que el caliente; o es más denso, que diríamos hoy en día. Por ello el aire frío se condensa formando la tierra que pasa a ser el centro del universo: esta es la explicación racional de aquel momento del geocentrismo. Mientras que el aire caliente va hacia arriba formando las estrellas y el sol. Esta teoría es mucho más explicativa que la anterior. Por eso fue aceptada durante algún tiempo.

 

En otra ciudad griega, Elea, aparece otro filósofo también monista[2] que era Parménides. Lo que se trata de explicar ahora es el movimiento: porqué y cómo cambian las cosas. El movimiento es una apariencia, algo que se nos presenta a los sentidos, por tanto ha de ser explicado. Para los griegos el movimiento no sólo será el movimiento local, que es el cambio de un lugar a otro; sino todo cambio. Aristóteles será, posteriormente, el que clasifique los movimientos y destine a la física el movimiento local y a la astronomía el movimiento de los astros.

 

Parménides dice que hay dos vías del conocimiento: la vía de la verdad y la vía del error.. La primera es la vía de la realidad, mientras que la segunda es la de la apariencia. El camino de la verdad es el de la razón, mientras que el del error es el de los sentidos. La vía de la razón nos lleva al ser mientras que la del error nos lleva al no ser. Y lo único que podemos decir es que “el ser es y el no ser no puede ser de ninguna de las maneras.” Por tanto sólo existe el ser. El SER con mayúsculas.  Y este Ser es todo lo que hay. Es inmutable, eterno uno y necesario. Por tanto no cabe el movimiento. Este último no es más que apariencia es No Ser. Nada cambia. Sólo existe el Ser. De esta forma no hay posibilidad de explicar el movimiento. Será precisamente su discípulo Zenón el que nos muestre la contradicción que existe al intentar explicar el movimiento. Para ello construyó lo que se llaman  aporías del movimiento. La aporía fundamental es la denominada de la dicotomía y dice lo siguiente.  No podemos ir desde A hasta B porque antes tendríamos que recorrer la mitad de la distancia AB que sería hasta C. Pero antes de llegar hasta C tendríamos que recorrer la mitad de la distancia AC que sería hasta D; y así sucesivamente. En consecuencia no es posible el movimiento.

 

 


A                    D                     C                                                        B        

 

 

 También tenemos el argumento de Aquiles y la tortuga. Dice: Aquiles nunca podrá coger a la tortuga siempre que ésta le lleve cierta distancia. ¿Por qué? Por que primero tendrá que recorrer la mitad de la distancia que la separa, y antes la mitad de la mitad, y así sucesivamente. Así pues Aquiles no cogerá nunca a la tortuga.

 

En conclusión lo que se desprende de la escuela de Elea es que el movimiento es imposible; porque cuando intentamos explicarlo por medio de la razón caemos en contradicciones como las de más arriba. Por ello el movimiento simplemente no existe, es una apariencia. Un engaño de los sentidos. Pero, claro, esto produce un problema. Se ha acabado la ciencia porque no hay nada más que explicar. Lo único que existe es el Ser. Y de éste sólo se puede decir que es y no puede no ser.

 

La salida más importante que podemos reseñar aquí que se le da al problema eleático (el problema del movimiento) es la que da la escuela atomista. Estos son los fundadores de la concepción atomista del universo, que tendrá una gran influencia en el surgimiento de la ciencia moderna en el renacimiento. Al contrario que los eleatas los atomistas son pluralistas. Dicen que existen varios principios del universo.

 

En primer lugar dividen todo lo que hay en el ser y el no ser. Lo primero es lo lleno, mientras que lo segundo es el vacío. Por tanto el no ser existe; es el vacío. Lo lleno, que es el ser son los átomos, que en griego significa partícula indivisible. Los átomos son de cuatro clases: tierra, agua, aire y fuego. Y su mezcla constituyen todos los elementos del universo. El número de átomos es infinito. Todas las cosas que hay en el universo se componen de estos cuatro tipos de átomos. Las diferencias que hay entre ellas se debe a la forma de organizarse y a la cantidad de cada uno de ellos. Pero, además, existe un tercer principio. Éste es el movimiento. Así el movimiento no es ya un problema; sino que es un principio del universo. Los átomos se encuentran en el vacío en movimiento desde la eternidad. Y, a partir de aquí, elaboran su cosmología. En un principio lo que había era una lluvia eterna de átomos. Pero, por azar, uno de los átomos se desvía de su trayectoria y fue a chocar con otro. Esto produjo una serie sucesiva de choques que dieron lugar a las uniones entre los átomos y, de ahí, a la situación actual del universo.

 


El universo se regiría entonces por las leyes necesarias del movimiento que son leyes matemáticas. Tendríamos un universo determinista. Este fue el modelo que  adoptó la ciencia en el renacimiento; sustituyendo al modelo aristotélico que veremos más adelante y que fue la base de la ciencia hasta el final de la edad media; tanto para la física como para la astronomía. Lo importante de la solución atomista es que resuelve el problema del movimiento planteado por los griegos, el movimiento es un principio y algo que se puede estudiar. Lo que hay que hacer es buscar las leyes que lo rigen. Y esta será la tarea de la nueva ciencia a partir del renacimiento como ya veremos. Este modelo será sustituido por el aristotélico debido a que la filosofía aristotélica, junto con la platónica serán la base del cristianismo. Y éste, como ya sabemos no admitía otra forma de explicación del universo. Pero dejemos ahora por un momento el tema del movimiento y pasemos al de la astronomía.

 

 

Las observaciones astronómicas griegas.

 

Desde un principio los hombres han observado los astros del cielo. Y se han dado cuenta de que el movimiento de estos no es caótico, sino que están sometidos a una regularidad. De lo que se trata es de saber en qué consiste y que significa esta regularidad. La astronomía, desde que apareció lo que ha intentado es explicar esta regularidad. En un principio la astronomía iba unida a la astrología; esto es, que se pensaba que los astros influían de alguna manera en los hombres y los pueblos. Así que hasta que aparece la astronomía moderna con Galileo y Kepler los avances de la astronomía y astrologías van ligados. Pero fijémonos ahora en las observaciones que hicieron los griegos y que intentaron explicar.

 

1. Movimiento del sol. Observamos dos movimientos en el sol. Uno diurno alrededor de la tierra y otro anual de acercamiento y alejamiento de la tierra. El sol está más cerca en invierno que en verano.

 

2. Movimiento de la luna. Ésta se mueve con un movimiento alrededor de la tierra y presenta cuatro fases que duran un mes lunar (28 días)

 

3. Movimiento de la bóveda celeste. Hay dos movimientos. Un movimiento diurno de toda la bóveda alrededor de la tierra. Y el llamado movimiento de precesión de los equinocios. Es el movimiento de las doce constelaciones (grupos de estrellas) que componen el zodiaco y que dura un año marcando las estaciones. Cada mes es ocupado por una constelación en el cenit de la bóveda celeste

 

4. Movimiento de los planetas. Éste es un movimiento extraño que siguen cinco cuerpos  del orbe celeste. Es el llamado movimiento de retrogradación. Durante un tiempo el planeta avanza y después retrocede para volver a avanzar de nuevo. Por esto a estos cuerpos le pusieron los griegos el nombre de planetas que significa: cuerpo errante. Este será el caballo de batalla de toda la astronomía. El hueso más duro de roer.

 


Pues bien, estas observaciones, y algunas otras más se repiten siempre de la misma manera. Basta con mirar durante un tiempo el cielo para que nos percatemos de ello. Lo que intentaron los primeros astrónomos griegos fue explicar el modelo matemático de movimientos que tenían los astros. El problema que se le planteaba a los griegos es el denominado problema de “salvar las apariencias” y fue formulado por Platón. La pregunta que se hacía Platón era la siguiente: ¿Qué tipo de movimientos circulares tienen que tener los planetas para que nosotros observemos lo que observamos?. Esta pregunta tiene un significado profundo. Lo que nosotros vemos, las observaciones son las apariencias. Los cuerpos celestes, incluidos los planetas, son cuerpos perfectos y por ello le corresponden movimientos circulares; porque éste es el movimiento perfecto. Lo que nosotros vemos no son movimientos circulares, sobre todo el de los planetas. por ello, lo que se intentaba era buscar un modelo de movimientos matemáticos circulares que nos permitiese explicar lo que vemos, las apariencias. Ese modelo de movimientos circulares sería la realidad. Lo que realmente ocurre en el cielo. De tal forma que la astronomía griega buscó este modelo matemático. Vamos a pasar ahora a la primera gran propuesta que es la de Aristóteles.  Pero con él vamos a retomar también la física.

 

 

ARISTÓTELES. Física y astronomía.

 

Física.

 

La física aristotélica tiene su base en la metafísica o filosofía primera. Aristóteles dice que los seres se componen de dos cosas. La sustancia y los accidentes. La sustancia es su ser necesario, lo que hace que un ser sea, por ejemplo la sustancia mesa hace que ese ser sea mesa. Mientras que los accidentes es su ser contingente: lo que percibimos por los sentidos y cambia. Los accidentes es lo que hace que esa mesa sea esa en concreto y no otra. La sustancia a su vez se compone de dos cosas: la materia y la forma. La primera es lo indeterminado en el ser. Mientras que lo segundo es lo que determina a la materia. Lo determinante. Pero otra forma para entender esto que es lo que a nosotros nos interesa para el problema del movimiento es la siguiente. El ser puede existir de dos formas: en potencia o en acto. El primero es la materia, que es susceptible de tener una forma. El ser en acto es la actualización de una materia. La existencia actual. Entonces en qué consiste el movimiento. Pues el movimiento consiste en pasar de ser en potencia a ser en acto. Todo ser tiene su ser en potencia y su ser en acto. Por ejemplo, el árbol es en acto árbol y en potencia semilla. Y la semilla al contrario. Todo movimiento es un paso de la potencia al acto. Hay cuatro tipos de movimientos:

 

1. Sustancial. El cambio de sustancia, como el que hemos descrito.

2. Cuantitativo. Cambio en la cantidad.

3. Cualitativo. Cambio en alguna de las cualidades.

4. Movimiento local o movimiento propiamente dicho. Es el cambio de posición. Pues de éste es del que se ocupa la física.

 


Vamos a tratar entonces el movimiento local. Como hemos dicho el movimiento es para Aristóteles el paso de la potencia al acto. También éste es el caso del movimiento local. Pero para entender esto es necesario primeramente entender la teoría de los lugares naturales. En el universo hay cuatro elementos y cada uno de ellos ocupa un lugar por naturaleza. Son tierra, aire, agua y fuego. Lo vemos claramente haciendo un pequeño experimento. Nos damos cuenta de que si tiramos una piedra al agua se hunde, en cambio, si encendemos una cerilla ésta arde hacia arriba. Esto quiere decir que cada elemento ocupa su lugar natural, o tiende a ocupar su lugar natural sin una causa externa. De aquí que Aristóteles distinga entre dos tipos de movimientos: los naturales, que son aquellos que no necesitan una causa externa porque se dirigen hacia su lugar natural; y los violentos que son aquellos que necesitan de una causa exterior para que se produzcan. Los movimientos naturales son aquellos que tienen todos los cuerpos que se dirigen hacia su lugar natural, mientras que los violentos son los de aquellos que se alejan de su lugar natural. Estos últimos son aquellos que necesitan de una causa externa. Estos últimos plantearan un problema; se trata del lanzamiento de proyectiles. Para que se produzca un movimiento violento tiene que existir una causa. Ahora bien, cuando cesa la causa cesa el efecto. Pues bien, entonces cómo es posible que la flecha siga su movimiento, en lugar de caer inmediatamente, cuando abandona el arco. Éste será un problema complicado de la física aristotélica y que será el caballo de batalla de toda la física hasta Galileo. Sólo con la física moderna se podrá solucionar. Pero Aristóteles intentó alguna solución planteando una hipótesis ad hoc.[3]. concretamente Aristóteles propuso la hipótesis del torbellino. Ésta afirma que cuando la flecha abandona la cuerda del arco empuja el aire que tiene delante y éste va a ocupar el lugar que la flecha abandona (porque en la naturaleza no se puede producir el vacío) de esta forma se produce un torbellino que empuja a la flecha. Esta hipótesis no fue del todo satisfactoria para nadie. Primero acudía al principio aristotélico del “horror al vacío” que siente la naturaleza, Y, por otra, habría que explicar porqué la flecha acaba cayendo. Como vemos lo que aquí nos encontramos es un límite de la teoría aristotélica que sólo será posible solucionarlo cuando sustituyamos su teoría completa por otra. Pero esto tendrá lugar ya en la edad moderna con la aparición de la nueva ciencia (la física) de la mano de Galileo. Pasemos ahora a la astronomía en Aristóteles.

 

 

Astronomía.

 

Aristóteles mantendrá el modelo geocéntrico del universo. Su geocentrismo procede de su teoría de los lugares naturales. La tierra tiende hacia el centro del universo. Por otro lado, la observación nos muestra que todo se mueve alrededor de la tierra. De lo que se trata es de qué tipo de movimientos circulares tienen que tener los cuerpos celestes para que observemos lo que observamos. Es el asunto de salvar las apariencias.

 


Para empezar Aristóteles divide las sustancias que hay en el universo en dos clases. Las corruptibles: aquellas que nacen y mueren y las incorruptibles: las que son eternas. Las primeras son las sustancias sublunares que están por debajo de la luna. Tienen dos clases de movimientos naturales. De arriba a abajo del universo y de abajo a arriba del universo. Las segundas son las sustancias celestes que son incorruptibles: eternas y perfectas. Son todos los astros del firmamento. A estas sustancias les corresponden como sustancias perfectas movimientos circulares; que, como decíamos, son los movimientos perfectos. Pues bien, Aristóteles concibe el universo como una cebolla. Los astros están incrustados en esferas que están formadas por el quinto elemento que es el éter. Lo que se mueven son las esferas, y los astros junto con ellas. Las esferas ocupan todo el universo, no existe el vacío. Unas tocan con otras. Y para poder explicar  todos los movimientos que observamos hacen falta 55 esferas. Cada una de estas esferas es movida, a su vez, por un motor inmóvil (theos). Por eso el movimiento de estas esferas es eterno y circular. Gráficamente el modelo es el siguiente:

 

 

Por otro lado, Aristóteles considera que el universo tiene cinco características importantes y que lo definen como tal.

 

1. Jerárquico. Cada sustancia ocupa su lugar en el universo. Presentándose un universo jerarquizado. Las sustancias son diferentes entre sí como ya lo hemos visto.

2. Uno. Nada más que hay un universo. Cualquier cosa que pudiese haber fuera de este universo tendería a ocupar su lugar natural y, por tanto, estaría dentro del universo.

3.  Perfecto. Al universo no le falta parte alguna. Es todo lo que hay. Se mantiene siempre igual. Es perfecto porque no le falta parte alguna. Y esto nos lleva a la última característica.

4.  Finito. Lo infinito es lo que le falta alguna parte, por tanto es imperfecto. El universo es perfecto porque no le faltan partes. Por tanto, tiene que ser finito.

5. Eterno. Ha durado siempre. Porque lo que es no puede proceder de la nada. El universo es necesariamente.

 

 

ARISTARCO DE SAMOS. La hipótesis heliocéntrica griega.

 

Hubo un matemático griego del siglo II que propuso por primera vez en la historia la hipótesis heliocéntrica. Se trata de Aristarco. Afirmaba que se podría explicar de forma más simple los movimientos de los cuerpos celestes si suponemos que lo que está en el centro es el sol, en lugar de la tierra. Pero esta teoría no fue aceptada por muchas razones. En primer lugar no existen explicaciones matemáticas (al menos  no se conservan) de este modelo. Probablemente se perdieron en el famoso incendio de la biblioteca de Alejandría de la cual fue director Aristarco. Los principales problemas eran los siguientes:


1. Esta teoría está en contra de la evidencia sensible. los sentidos nos muestran que lo que se mueve es el sol junto con los demás astros del universo. Y el conocimiento, según Aristóteles, comenzaba por la experiencia. No podemos negar la evidencia sensible.

2. Está en contra de la filosofía más aceptada de la época que era la aristotélica. Según ésta, como ya sabemos el centro del universo es la tierra porque ocupa su lugar natural. No podemos desplazar a la tierra del centro. Entonces no podríamos explicar ninguno de los movimientos.

3. No había ningún modelo matemático que lo sostuviese.

4. Había un problema técnico que no podía explicar la teoría heliocéntrica. Se trata del problema del paralaje estelar.  Si la tierra se moviese podríamos observar lo que se llama el ángulo del paralaje estelar. No es éste el caso, pues la tierra no se mueve. Para comprender el paralaje estelar fijémonos en el gráfico siguiente:

 

Si la tierra se moviese podríamos observar el ángulo  de paralaje de una estrella fija dependiendo de la posición que la tierra tiene en su órbita. Lo que vemos es que la estrella siempre está en su lugar; lo que indica que no hay un desplazamiento de la tierra por su órbita. Esta prueba fue concluyente sobre la movilidad de la tierra. El contraargumento de Aristarco era que las estrellas estaban demasiado lejos como para poder observar el paralaje estelar. Pero esto no pudo ser admitido por los griegos que consideraban que el universo era de reducidas dimensiones. Las estrellas tendrían que estar muy lejanas para no poder observar el paralaje. En este caso serían incluso invisibles. El caso es que el paralaje, a simple vista, no se observa lo cual fue definitivo contra la tesis heliocéntrica. [4]

 

 

PTOLOMEO Y SU MODELO MATEMÁTICO GEOCÉNTRICO DEL UNIVERSO.

 


La astronomía de Ptolomeo del siglo II después de Cristo es la compilación matemática de toda la astronomía de la antigüedad. Constituye un sistema matemático completo para explicar los movimientos desde el punto de vista geocéntrico atendiendo a movimientos perfectamente circulares. Era lo que se necesitaba filosófica y matemáticamente. Salvaba las apariencias. Hay que tener en cuenta aquí la noción de instrumento matemático. Lo que se propone en la astronomía ptolemaica no es decir como es el cosmos realmente; sino encontrar una serie de instrumentos matemáticos que salven las apariencias. Esto nos hace distingue entre dos tipos de ciencia; este problema aparecerá con Galileo de nuevo. Las ciencias instrumentales y las ciencias descriptivas realistas. Son dos concepciones distintas de lo que son las teorías científicas. Tenemos la concepción instrumental en la que las teorías se consideran como instrumentos para entender la realidad; pero que no pretenden decir como es la realidad. La concepción realista pretende entender las teorías como descripciones auténticas de la realidad. En nuestro caso, la astronomía ptolemaica, tiene una concepción instrumental de las teorías científicas. Por ello de lo que se trata es de buscar una serie de instrumentos o artificios matemáticos que sirvan para salvar las apariencias. Precisamente uno de los problemas de Galileo con la inquisición era en la concepción que de la ciencia se tenía. La Iglesia consideraba las teorías científicas desde el punto de vista instrumental, mientras que Galileo quería leer el auténtico libro de la naturaleza. Tenía una concepción realista de las teorías científicas. Pero esto ya lo veremos más adelante. Pasemos ahora a analizar los instrumentos matemáticos que utiliza la astronomía ptolemaica.

 

1.La excéntrica. Es un círculo que no tiene como centro la tierra La tierra ocuparía un punto excéntrico con respecto a la tierra. Este instrumento nos permitiría explicar el movimiento del sol de acercamiento y alejamiento.

 

2. El epiciclo. Es un círculo que tiene su centro en la deferente (circulo concéntrico a la tierra) en torno al cual gira el planeta. Este círculo, a su vez, va girando en torno a la deferente. Con este instrumento fabuloso podemos explicar el movimiento de retrogradación de los planetas. Veamos el esquema.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3. El ecuante. Es el instrumento más complejo y tiene como misión explicar tanto los movimientos

 de los planetas (el cambio en su velocidad) como el movimiento del sol al cabo del año. En este observamos una variación en su velocidad. En invierno va más rápido que en verano. Consiste en la suposición de un punto ecuante móvil en el diámetro de la deferente con respecto al cual la velocidad es constante, puesto que este punto es móvil. Se mueve en torno al punto del centro de la tierra. Veamos el esquema:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

Con la combinación de estos tres instrumentos quedaban perfectamente explicados todos los movimientos celestes. Por ello, la astronomía ptolemaica perduro hasta los tiempos de Galileo y Kepler. Además de ser una explicación de los movimientos de los cuerpos celestes servía perfectamente para la navegación y la orientación en los viajes. De hecho es el modelo que se sigue utilizando en la navegación hoy en día. Estos éxitos, además de su coincidencia con los dogmas de la religión y de la filosofía aristotélica; así como su coincidencia con los sentidos la mantuvieron viva durante más de quince siglos. Nadie cuestionó el geocentrismo. Además contábamos con un modelo matemático para defenderlo.

 

 

LA ASTRONOMÍA EN LA EDAD MEDIA. Nicolás de Oresmes.

 

Durante toda la edad media la astronomía fue la ptolemaica. Por razones tanto religiosas como filosóficas. La filosofía imperante era la aristotélica según la cual el centro lo tiene que ocupar la tierra porque este es su lugar natural. Pero ya en la alta edad media hubo algunas disidencias, aunque sólo fuesen a título de hipótesis. Es el caso de Nicolás de Oresmes. Éste propuso como hipótesis matemática el heliocentrismo. Consideraba que como modelo matemático era más simple que el geocéntrico. Pero, por otra parte, pensaba, como creyente y aristotélico, que la verdad era el geocentrismo. Aunque no conociésemos el modelo real del universo. Recordemos que sólo contábamos con el modelo instrumental de la astronomía ptolemaica. Oresmes hacia frente a todas las críticas que desde la antigüedad se le habían hecho al heliocentrismo. Pasemos ahora a analizarlas. Para los geocentrista es imposible el heliocentrismo por las siguientes razones:

 

1. Si la tierra se mueve la velocidad tendría que ser tal que saldría ardiendo debido al rozamiento.  Frente a esto Oresmes considera que la velocidad de los cielos tiene que ser mucho mayor para dar una vuelta alrededor de la tierra al cabo de un día, con lo cual sería más fácil que los cielos se volviesen incandescentes. Recordemos que para explicar el movimiento de todo el orbe celeste diurno sólo hay que suponer el movimiento de rotación de la tierra. El de traslación explicaria el movimiento de la precesión de los equinocios y del sol a lo largo del año (las estaciones.)

2. Una segunda crítica es que si la tierra se mueve entonces los pájaros y las nubes se quedarían atrás. Esta es una de las críticas más agudas y que no se resolverán hasta la aparición de la nueva física de Galileo. Lo que propone Oresmes es que la atmósfera gira con la tierra y arrastra en su movimiento a los pájaros y las nubes.

 

3. La tercera crítica es la famosa del paralaje estelar. Si la tierra se mueve sería observable el paralaje estelar. Este no es el caso, por lo tanto, la tierra no se mueve. A esto aduce Oresmes que las estrellas pueden estar tan lejos que el paralaje estelar sea inapreciable a la vista. En esta argumentación iba por el buen camino.

 


Pero, a pesar de estas argumentaciones Oresmes seguía siendo geocentrista. En primer lugar su heliocentrismo es sólo a título de hipótesis matemática. Lo que él dice es que el universo es geocéntrico; ahora bien, como hipótesis de trabajo matemático (concepción instrumental de la ciencia) podríamos decir que la tierra gira en torno al sol y posee dos movimientos uno de rotación sobre sí misma y otro de traslación alrededor del sol. Pero el sistema del universo es geocéntrico porque así lo dicen las escrituras y la verdadera filosofía aristotélica. Como vemos la discusión se centra en la concepción de la ciencia. Desde una concepción instrumentalista sí es aceptable la teoría heliocéntrica, siempre que ésta nos proporcione una explicación más sencilla del universo. Pero como tesis realista es inaceptable.



[1] A los que se les denominó presocráticos por ser anteriores a Sócrates: filósofo representativo y paradigmático de la filosofía griega.

[2] Son los que pretenden explicar el origen de todo a partir de un único prinicpio. Por el contrario los pluralistas son los que pretenden explicar el origen de todo a partir de varios principios.

[3] Las hipótesis ad hoc pretenden resolver un problema particular que plantea una teoría general sin caer en contradicción con esta última. Estas hipótesis son el límite de las teorías científicas. Tarde o temprano la teoría en su conjunto habrá de ser sustituida. De esta forma se produce el avance en la ciencia.

[4] En verdad el paralaje sólo pudo ser observado con los telescopios modernos. La distancia de las estrellas es demasiado lejana.

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