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Filosofía desde la trinchera

Estoy de acuerdo con lo que dices. Desde luego que no hay ninguna raz... Ver másón para el optimismo. Los datos y su interpretación son claros. Los actos de los políticos, el capital y la desidia y entontecimiento de la ciudadanía son evidentes. No hay razones para el optimismo. De ninguna manera yo lo soy. Como dice Riechamann soy un pesimista activista. La esperanza es un rasgo humano que anima a seguir adelante. Pero soy de la opinión de que el cambio se producirá por un choque con los límites de la tierra. El cambio no se producirá voluntariamente en los ciudadanos. Vivimos conforme a unos valores que ha ido creando la tradición. Y nuestra naturaleza nos lleva a ver e interpretar lo que nos rodea desde los valores adquiridos de forma inconsciente, osmóticamente. Los valores alternativos, son marginales, están en las trincheras, desconocidos por todo el mundo. Los medios de comunicación los ocultan, no interesan. Pero el pesimismo es una actitud vital, no es la negación de todo. Eso es la desesperación. El pesimista es el que dice que las cosas pueden ser mucho mejor de lo que son. Que las cosas van mal y se deberían mejorar. Es decir, en el pesimismo hay activismo. La desesperanza nos lleva al inmovilismo y esto es claudicar ante los vencedores, que son precisamente los que no llevan la razón. El pesimista no es un negacionista, sino el que ve la realidad que el optimista intenta negar. Es más, el optimismo también nos lleva al inmovilismo en la medida en la que creemos que todo está bien.

Es cierto lo que dices, no hay razón para el optimismo, la sexta gran extinción, que pude llevarse al hombre por delante, es un hecho y, además, de origen humano. Y esto no tiene vuelta atrás. El cambio climático, tampoco. Lo que no sabemos es hasta dónde nos puede llevar. El problema es que cuando se produce un cambio de paradigma (visión del mundo) no somos capaces de ponernos en el otro lado. Quién les iba a decir a los ciudadanos del XVII que llegaría la ilustración y la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Que aparecería la democracia y la república. Ya sé que todo está por desarrollar en este camino, pero algo hemos avanzado ético-políticamente, aunque en las últimas décadas lo estamos perdiendo a pasos agigantados. Como decía Grançi: soy pesimista desde la razón, pero optimista de corazón. Quizás mi posición no sea más que una huída de la desesperación, una forma de adaptación, un mecanismo de supervivencia…pero, lo que no hay que perder nunca es la conciencia de lo mal que van las cosas…

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