Estimado Miguel, tenemos diferencias de fondo importantes. Pero tenemos un objetivo común: la lucha contra la injusticia social del poder de los fuertes contra los débiles. Nuestras diferencias residen en la concepción de la naturaleza humana. Pero te aseguro una cosa, mi concepción de la libertad no apoya en nada al imperialismo. Eso son prejuicios tuyos, que, por lo demás, aparecen un tus “argumentos” por doquier. Hay más ideología que argumentación en tu texto. Y no respondes para nada a mis argumentos.
Hobbes, insisto, está más cerca de la verdad científica, igual que Freud, (hay bondad y perversidad en la naturaleza humana) aunque políticamente sea mejor y más aprovechable Rousseau. Y es cierto, la influencia del ginebrino en Kant es bien sabida. El único adorno que tenía en su despacho era un busto de Rousseau, lo consideraba el Newton de las ciencias humanas. Fue siempre su inspiración, de ahí su filosofía política, que arranca de Rousseau, pero sin la ingenuidad del primero.
Creo Miguel, que el que confundes eres tú. Nunca he pretendido igualar mecanicismo con materialismo. El mecanicismo es un reduccionismo y, por cierto, si fuese cierto no necesitaría de dios, y si no, recuerda la frase de Laplace: yo ya no necesito de esa hipótesis. O, recuerda el corolario general de los Principia de Newton: utilizaba la hipótesis de dios porque los cálculos no le cuadraban. Era un deísta. Cuando la matemática y la observación avanzaron ya no hizo falta esa hipótesis. Pero, en fin, no soy mecanicista, sino materialista emergentista. Y aquí, creo, coincidimos. De los diferente niveles de organización de la materia emergen cualidades nuevas, que no sustancias. La única sustancia es la materia con diferentes niveles de organización. El deus sive natura de Spinoza. Por eso a éste no le hacia falta la teleología para explicar la naturaleza, ni tampoco dios. La sustancia infinita, la naturaleza es dios. Y el pensamiento, un atributo de dios, es decir una forma de organizarse la materia.
Cuando dices que hay saltos te engañas. De ningún modo, hay formas distintas de organización. La conciencia y el lenguaje son cualidades que emergen. Es más, hoy es ya bien sabido en qué gen y que mutación de dicho gen hizo posible la aparición del lenguaje. Es decir, un cambio bioquímico, emergencia de cualidades nuevas. A su vez, la emergencia del lenguaje hace posible cualidades nuevas, relaciones sociales, conocimiento, leyes, ciencia, religión mitos. En fin, toda la cultura y la historia.
Y aquí enlazo con otro tema que creo que no has entendido. Y se te coló, aunque no, creo que es intencional, la palabra alma. Lo que yo he dicho es que el concepto de persona es una conquista histórica, igual que los valores morales, que son ideas, por supuesto, pero no eternas, sino creadas por el hombre y como mecanismos de adaptación. Lo a priori no son los valores, sino la empatía, que es una cuestión instintiva, animal y común, por lo menos, a todos los mamíferos. El hombre es considerado persona en un momento determinado. Y, además, son considerados personas unos pocos. Hará falta mucho tiempo para que se amplíe el concepto de persona a la humanidad. Y, a pesar de haber conquistado esa idea, el hombre no trata a los demás como personas. El imperialismo que tú y yo denunciamos, dan buena prueba de ello. Y sí, considero que todos tiene “alama”, pero yo lo llamo sentimientos, que, por lo demás, son estados bioquímicos del cerebro. Es más, voy más lejos que tú, y sigo la línea de Bentham: hay una comunidad entre animales y hombres, que ambos tienen capacidad de sentir. Es ahí en el sentimiento donde reside la universalidad, no en la razón, ni en la supuesta autoconciencia. El hombre es un animal más, fruto del azar y la necesidad, podríamos no existir. Somos absolutamente contingentes, una ramita más, en pie de igualdad con las demás, del árbol de la evolución. Y otro error grave que cometes. Tú dices que sólo el hombre transforma el medio, falso. Todos los animales lo hacen en su proceso de adaptación. (Manolo nos podría ilustrar aquí ampliamente) De nuevo aquí la diferencia es de grado. Pero te voy a poner sólo un ejemplo de transformación del medio tremendo que además hizo posible la vida aeróbica en la tierra. Hace unos 3.000 millones de años las formas vivas que dominaban la tierra eran las cianobacterias, unas bacterias muy verdes, digamos. Ellas con su proceso metabólico fueron las que oxigenaron la atmósfera dando lugar a la aparición de organismos aeróbicos y provocando su propia catástrofe. He ahí una transformación global del medio por una actividad adaptativa. Tampoco entenderíamos ni el origen de la vida ni la evolución, sin la transformación del medio por las adaptaciones. Insisto, la diferencia es de grado. Es la percepción antropomórfica la que nos hace pensar en saltos. Muchas gracias por tus pormenorizados comentarios.
Saludos,
Juan Pedro.
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