Con el plan Bolonia lo que se ha hecho ha sido capitalizar la universidad. Es decir, privatizarla y sumirla en los valores del mercado. La universidad ha dejado de ser un centro de conocimiento para estar al servicio de la empresa. Se trata de disminuir conocimientos y crear habilidades para el mercado laboral. Por su lado, los pedagogos, con su ideología hacen el resto. Las humanidades y las ciencias puras tienen a disolverse. Se ha disminuido en un curso las licenciaturas y se añade el master pedagógico, una farsa. Los que quieran profundizar tienen el campo del trabajo cerrado, por no cursar el master. De lo que se trata es de que la salida de estas licenciaturas, ahora grados, es la enseñanza media. Una vez que se ha vaciado de contenido esta enseñanza, ya no hace falta que los profesores sepan gran cosa. Además podrán ser versátiles. Los de ciencias podrán dar cualquier asignatura de ciencia, así como los de letras cualquiera de humanidades. Cuando llegue esta primera hornada de Bolonia se irá cerrando el círculo del destrozo de la enseñanza media. Ahora les ha tocado a la universidad. Hasta cierto punto se lo tienen merecido, poco hicieron, enclaustrados en sus trincheras alejadas de la realidad y del mundo, cuando empezaron, con la LOGSE, allá por principios de los noventa el desmantelamiento de la enseñanza primaria y, sobre todo, secundaria.
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