Stephen Hawking, el famoso cosmologo, considera que el fin de la humanidad está cerca, entre cien y doscientos años. Su propuesta es que debemos salir de la tierra y colonizar el espacio, siento mucho discrepar con el astrónomo y cosmólogo al que he leído y seguido. Pero aquí, como en otras cuestiones filosóficas, yerra desmesuradamente. Son muy interesantes las aportaciones a la cosmología de Hawkins, y su divulgación a un público medianamente culto. Pero sus reflexiones filosóficas son simplistas y llenas de prejuicios cientificistas. En este caso comento sólo sus últimas reflexiones que he mencionada más arriba. Creo que es absolutamente absurdo querer salvar al planeta tierra y a la humanidad colonizando el espacio. Lo que es necesario es cambiar la ética, la política y la encomia. Precisamente, frente al paradigma del crecimiento ilimitado, que es el que subyace a la propuesta del cosmólogo, lo que hay que proponer es el paradigma del decrecimiento, de la autocontención, que diría Riechmann. Por cierto, este autor tiene un libro, el segundo de su pentalogía, sobre la ética de la autocontención, ensayos de ecología, titulado “Gente que no quiere ir a Marte”. El filósofo, poeta y matemático español se adelanta al cosmólogo y le realiza una crítica exhaustiva. Es absurdo el gasto de energía, tecnología, capital, en el intento de colonización del universo, para que se salve una pequeña fracción de la humanidad, una supuesta élite. Absurdo. De lo que se trata es de encaminar los esfuerzos para la supervivencia de la ecosfera, lo cual hará posible la del hombre. La propuesta de Hawkins es maquiavélica, reconoce la inviabilidad del hombre y apuesta por la salvación de unos cuantos que serían los garantes del conocimiento científico-tecnológico. En realidad, esto no es más que una distopía tecnocientífica que tiene como origen la religión del cientificismo. En una cosa quizás si tenga razón Hawkins, el hombre no tiene solución, pero si eso es así, ¿merece la pena que unos cuantos se salven?…envenenaran otros mundos. Aunque seamos pesimistas, el esfuerzo debe estar dirigido sobre nuestra humanidad y nuestro planeta, unidad indisoluble. Y si nos hundimos, nos hundimos todos. Pero las soluciones se buscan dentro. Lo de Hawkins, más que un sueño, me parece una pesadilla.
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