El fb, como Internet en general fragmenta el discurso, transforma nuestra forma de leer y estudiar. Con ello reestructura nuestra manera de ver el mundo. Más liviana, fragmentaria, epidérmica, caótica. Múltiples intereses, poca calma y escasa profundidad. Cada vez sospecho más que esto de las redes sociales es un invento más del Gran Hermano, un nuevo pan y circo que alimenta nuestra curiosidad insaciable haciendonos creer, encima, que somos más libres. Ahora resulta que las revueltas en Oriente Próximo han sido posibles por Internet y las redes sociales, como si no hubiese habido revoluciones antes en la historia, ¡vamos hombre! Esto es un engaño. La revolución procede de la miseria, la pobreza, la barbarie y la indignación. Y eso es lo que ha ocurrido. Si todos estuviesen entretenidos con las TICs, no pasaría nada. Es la religión de la tecnobarbarie.
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