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Filosofía desde la trinchera

No sé, pero el hombre es un ser gregario que vende su libertad por un plato de lentejas. Depende del día y de las noticias y de mis alumnos. El caso es que algunas veces estoy con Rousseau, soy demócrata, y otras con Hobbes y Platón, y considero que la democracia es un engaño. El equilibrio es Kant, pero éste último no defendía la democracia a las claras. La insociable sociabilidad del hombre. Probablemente de la democracia lo único que quede por defender sea la isonomía y la libertad de expresión y conciencia. Pero los mecanismos democráticos y las instituciones han sido corrompidas por el poder de los partidos y por la oligarquía. Y nosotros permanecemos tranquilos y sumisos. Vivimos el opio de la aparente libertad al modo de un mundo feliz. La Boête tenía razón en su obra “la servidumbre humana voluntaria”, y la nueva etología también: somos gregarios y jerárquicos, necesitamos de líderes y ansiamos el poder. Es impensable una sociedad de hombres libres. A lo mejor es casi una contradicción. Todo esto no son más que sugerencias, el rum rum de mi pensamiento en contra de las utopías y de su peligro. Pero lo que no hay que perder de vista, aunque la democracia sea un fiasco, es que el poder, si no está con el débil, sea de la clase que sea, es tiránico. Y si algo nos ha enseñado la historia de las ideas es que el hombre es capaz de alzarse sobre su propia naturaleza y de ahí procede su gran proyecto ético…

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