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Filosofía desde la trinchera

De acuerdo en lo esencial, aunque tengo mis matizaciones sobre Rousseau que llevaba la razón en lo que tú dices, pero no con respecto a la condición humana. En este caso es kant el que con su sociable insociabilidad une a Hobbes y Rousseau, y se adelanta, como en la teoría del conocimiento a la ciencia actual. Muy importante tu matización sobre el optimismo y la ingenuidad ilustrada, pero que, a la vez, se completa con seguir profundizando en Kant, éste no era tan optimista como pueda parecer. Siempre pensó que el progreso es contingente, que depende del hombre. No en vano admiraba a Rousseau que fue el primer crítico de la idea de progreso sin, por ello, renunciar a la posibilidad del mismo. Para el ilustrado francés el progreso moral de la humanidad consistía en la recuperación de la bondad originaria que la podemos identificar con la igualdad, la libertad y la fraternidad. Valores que el desarrollo capitalista ha corrompido hasta la médula. De ahí esa conclusión tan importante de la incompatibilidad entre capitalismo y república, cosa que, curiosamente, comentaba ayer a mis alumnos, hablando de Kant. Por eso la lectura de Kant sigue siendo importante e imprescindible. Pero podemos entender que su noción de paz perpetua, como asociación de repúblicas libres, es una idea regulativa de la acción política apoyada en la razón práctica. La novedad que hoy en día se introduce al texto kantiano es que el capitalismo, con los límites del crecimiento, ha llegado a una fase Terminal. Eso es nuevo y, por eso, o regulamos políticamente desde ese ideal republicano o el planeta nos pondrá en nuestro sitio con un colapso civilizatorio, que no es el primer, pero si el primero en ser global.

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