Sabes, creo que lo que nos pasa, sobre todo a occidente y, más en concreto, a Europa, es que estamos en el fin del pensamiento. El aburrimiento del pensar, que dice un filósofo llamado Sloterdijk. Y esto nos hace venir de vueltas de todo. El movimiento del 15 M no se ha planteado ningún futuro más allá de las elecciones. Esto le vendrá dado. Están las elecciones generales. Están los ajustes del mercado, el paro creciente…todos son factores que nos pueden llevar a replantearnos la democracia, una cuestión de mínimos, no hay que entrar en las propuestas más concretas. Se trata del problema de la representación política, por un lado, y de quién manda, por otro. Ni las democracias en las que vivimos son democráticas, mal que les pese, tanto a los liberales como a los socialdemócratas, ni siquiera los políticos mandan. Estos han secuestrado el poder político a la sociedad, de ahí que nuestras democracias sean partitocracias. Pero, al final quien manda es el mercado, pero cuando se dice mercado no se debe caer en la ideología neoliberal. No existe el mercado, per se, eso es un mito. El mercado tiene dueños y leyes. Y la ciencia económica es la más ideologizada de las ciencias. Depende de qué política económica hagamos nos saldrán unos números u otros. El engaño del pensamiento neoliberal es una perversión de la razón ilustrada que degenera, como en el marxismo, en totalitarismo, y es pensar que existe una razón económica que lo gobierna todo. Falso. La economía, como ninguna ciencia, y menos las sociales, es neutral. Hay dos errores fundamentales en el neoliberalismo que ya proceden de la ilustración y de la economía del XIX. Aquí está incluido Marx. Por eso me hacen gracia esos liberales que hacen una crítica al movimiento hablando de ideología marxista o comunista, si son iguales, son totalitarismos y los dos pretenden ahogar la libertad y, además, en nombre de la economía como ciencia neutral y determinista en cuanto a la explicación de la historia. Dos errores decía. El primero es que en el siglo XVII-XVIII se sacó a la economía de la naturaleza. Esto es, se desnaturalizó. Antes la economía tenía que ver con los procesos de la naturaleza. Éste fue el primer paso para hacerla científica. Después vino el paso de alejarla de las ciencias humanas. En sus orígenes, siglo XIX, cosa que han olvidado los liberales de nuevo cuño, la economía estaba ligada a la ética, es más, era parte de la ética, en tanto que ciencia o saber sobre el hombre. El proceso de naturalización de la economía, es decir, de concebirla como ciencia natural sólo trajo, en el ámbito humano, instrumentalización del hombre. Y aquí, cayeron en el mismo error tanto marxistas científicos, como liberales. El último error, ya en el siglo XX, es la concepción de la economía como una ciencia que justifica el crecimiento ilimitado dentro de un planeta limitado. Es decir, que después de haberse constituido en una ciencia al modelo de las ciencias naturales, niega el principio más universal de éstas, el principio de entropía. Fue Rogen-Geurgescu el que, en su “Economía y entropía” puso remedio teórico a tal improperio científico. Pero todavía no se enseña en las universidades. Y esto es así porque el paradigma imperante es el del economicismo, tanto a nivel científico, como político. A nivel ciudadano esto se transforma en religión e ideología.
La refundación de la democracia es algo que va para largo. El primer paso es la crítica a los partidos políticos como garantes de la libertad. Ni garantizan la libertad, ni son representativos. Luego la critica a la ideología del mercado, que sustituye la libertad política por la libertad de consumo, la comodidad, el bien privado. Todo ello no tiene nada que ver con la libertad política. Hay que partir de lo mínimo…no hay más. Y, aunque soy un crítico de la idea de progreso, como otro mito más de origen cristiano y con fundamentos etológicos, pienso que podemos hablar, sólo historico-pragmáticamente, de un progreso moral y político de la humanidad. Es cierto que no tenemos libertad política, que el pensamiento está secuestrado, pero es preferible nuestro sistema al del antiguo régimen, al feudal o al esclavista. Y esto no es conformismo, todo lo contrario, es pensar que algunas ideas que han generado revoluciones o transformaciones profundas de la sociedad han construido un mundo mejor. Quizás sea un exceso de optimismo por mi parte porque ese mundo mejor se ha construido sobre el imperialismo y el colonialismo, ésta es la cruz de la moneda…pero si no me agarro a esto me dedico como Epicuro a cuidar mi jardín, y punto. Pero, de momento, creo que existe un mínimo margen de maniobra. Además, quizás sea un deber para con las generaciones venideras. Y ésta última es una razón de fuerza mayor.
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