Nuestra sociedad y el sistema de enseñanza nos llevan a la normalización y eliminación de la diferencia. Hacia la masa amorfa. Es un interés del propio sistema, pero es una gran estupidez. El hombre es un ser con biografía, es decir, irrepetible. Un fin en sí mismo. La normalización que pretende la sociedad, en manos de pedagogos, psicólogos y psiquiatra es una forma de medicalización de la ética; es decir, de la esencia de nuestra vida. Porque la pregunta de la ética es ¿qué debemos hacer? Y la respuesta es lo que nos hace diferentes.
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