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Filosofía desde la trinchera

Y DESPUÉS DE NO HACER NADA, ¿QUÉ?

 

            Comparto todo lo que dice José Miguel en su artículo. Creo que es retórico y lleno de burla y gracia. Un escrito que dice cosas sin dañar demasiado porque ya los oídos no escuchan la retórica que hace un gracioso, minucioso y certero repaso de todos los males educativos que nos han llevado hasta donde estamos. Y la situación es degradante y penosa. Pero no es cosa de gracia, sino de burla y de sarcasmo frente a los que han sacado esos engendros de leyes que han engañado a la ciudadanía con palabras como igualdad, democracia…pueaff, para en realidad establecer un sistema de control férreo de las conciencias. Un control de la población, que, quizás, sea inevitable. Pero que, aquel que tenga un poco de dignidad debe gritar a los cuatro vientos en contra de ello.

 

            Los políticos, buen consejo de José Miguel, no deben hacer nada, todo lo que han hecho ha ido a peor. Pero los profesores, tampoco han hecho nada, se han vendido por un plato de lentejas. Y todo hay que decirlo. Y han aceptado las prebendas, a través de las cuales se les ideologizaba y se les mantenía bajo control. Si no participas no cobras. Mucho tienen que pensar los políticos antes de hacer. Pero sí que se puede hacer. Digo algunas cosas. Para empezar hay que desenmascarar la última cacicada de Europa, desmantelar Bolonia, esto le corresponde a la universidad, o sea, nuestro gozo en un pozo. En segundo lugar hay que derogar la Logse-Loe y crear una ley general de educación para el estado, eliminando tanta farsa de nacionalismo. Esa ley debe recoger la universalidad de la educación, pero no la obligatoriedad. Los servicios sociales han de encargarse de que se ejerza el derecho universal a la educación. Acabar de una vez por todas con la educación concertada. En una economía mixta está perfectamente permitida y legislada la actividad privada, de modo que la educación privada es privada y punto. Sólo esta medida aumentaría la calidad de la enseñanza enormemente, sobre todo en los grandes centros urbanos. Separación de la FP de la secundaria. El problema de la FP nunca ha sido resuelto en España, y se necesitan profesionales. Pero no se le da calidad a la FP por ponerla junto con el bachillerato; sin porque se la toma en serio el m ministerio y la sociedad. Un bachillerato de cuatro años, dos dentro de la enseñanza universal y dos optativos. Eliminar la amplia oferta de la optatividad. De lo que se trata es de formar ciudadanos en las ciencias y las humanidades clásicas, ya tendrán tiempo de especializarse. Recuperar el papel de que el profesor es un transmisor de conocimientos y virtudes (no digo valores para que no se me mal interprete) orientar todo el sistema educativo a la formación del ciudadano, la formación técnica, absolutamente necesaria, es posterior y accesoria sobre la educación cívica. La educación secundaria debe ser la base de la construcción de una sociedad de ciudadanos libres y cosmopolitas. Es necesaria la rebeldía en el profesorado. El profesorado, es la clase, actualmente, más aborregada, es increíble, son los que en teoría serían los profesionalmente más formados y encargado de la formación del futuro ciudadano y se comportan como borregos. Son obedientes y sumiso. La primera gran hornada de la LOGSE ha hecho su efecto. Como nada de esto van a pensar los políticos, y si alguno lo lee, y no pongo mas cosas porque estoy aburrido, cansado, hastiado y sólo me importan ya mis alumnos, los de cada año para intentar inculcarles un poco de conocimiento y virtud, dirá que soy un troglodita, o un reaccionario, o incluso un facha, por aquello del estado nacional, pues mejor es que, como dice José Miguel, que no hagan nada. Porque si algo hay que hacer es demolerlo todo. Aquí se aplica la sentencia de Nietzsche, “yo no soy un filósofo, soy dinamita”. Por eso en educación pondría una gran carga que lo volase todo por los aires. Entrar en un instituto, en una CCP, en un claustro, en una reunión de tutores es algo kafkiano. Se Paree a “El proceso”. Yo huyo de todo esto y me refugio en el consuelo de la filosofía y en la enseñanza de toda la vida, la transmisión directa de conocimientos y virtud, si me dejan estas generaciones con las que la posibilidad de comunicación casi está perdida. Saludos, José Miguel y seguimos en la trinchera.

 

 

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