Es evidente. La comparación entre el principio de la segunda guerra mundial y ahora es oportuna. La conciencia del mal del otro es absolutamente necesario. No habrá solución de los problemas si no tomamos conciencia del gran engaño del poder y lo intentamos cambiar. Nos han inoculado un modelo competitivo de sociedad y vida. La única forma de salir es la de la cooperación, la simbiosis, no la competencia. Estamos al borde del totalitarismo, de un totalitarismo al que nosotros hemos contribuido con nuestra inacción, con nuestra falta de conciencia que se basa en la comodidad, el miedo, la pereza. Por eso el problema, al ser de conciencia, es un problema filosófico. Me encanta coincidir con este señor, palabra por palabra, haber escrito y dicho lo mismo en otras ocasiones. Voces como ésta son necesarias para eliminar crear conciencia que es lo único que puede cambiar el mundo. Por el contrario, los ciudadanos son educados para la adaptabilidad a la sociedad competitiva. El objetivo debe ser educar para cambiar el mundo. Estamos al borde del abismo.
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