Es una pena que mi admirado Javier Sanpedro desconozca tan profundamente a Popper. La refutación popperiana no se identifica con la mentira de lo refutado, sino que queda inscrito como una verdad particular dentro de una teoría más general, más verdadera, también refutable en el futuro, que es más rica, que aumenta la capacidad de explicación del mundo y de predicción, en definitiva, una teoría más fecunda. Es la relación entre falsación y progreso científico, que después Popper entendería como falsación y evolución del conocimiento y más tarde como falsación y evolución en general. Ya digo, una lástima. Y el ejemplo del horóscopo es esperpéntico. Lo que Popper dice explícitamente de ello es que el horóscopo es un claro ejemplo de que la ciencia no es verificable o lo verificable, porque todo horóscopo se cumple. Ahora bien, un hecho predecible particular de un horóscopo puede ser o no falsable y no es el caso, por tanto la astrología no es ciencia. Pero sí lo es la física. Y en el caso de la ciencia de Newton, pues lo mismo, Popper se encarga de señalar de todas las formas posibles que el edificio clásico es una verdad científica dentro de la teoría de la relatividad. Estos científicos que desprecian la filosofía de la ciencia sin haber leído una línea de ella son bochornosos. Al final lo que ocurre es que triunfa, como es el caso, o bien, la concepción de la ciencia como verdad absoluta, o bien la teoría posmoderna de los discurso que reduce la ciencia a la mera subjetividad y relativismo de cualquier discurso. Popper fue uno de los mayores defensores del discurso científico como discurso crítico, objetivo y racional que ha habido en el siglo XX.
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