El sistema está podrido y el acto de Gordillo es un símbolo de ello. Y también de lo que se nos puede venir encima. Actos como éste y similares son lo que hacen falta para tomar conciencia de la maldad intrínseca del sistema. Y para que el pueblo lo enmiende poniendo a los políticos y a los que los mandan en su sitio. De que el hipercapitalismo y la tecnobarbarie en la que vivimos es un nido de víboras que se alimentan de todo el sistema y que envenenan la sociedad. Que el capitalismo, literalmente, mata. Que el crecimiento ilimitado es imposible, salvo para unos pocos, y, tampoco por siempre. Que es lo que está ocurriendo ahora. Y la toma de conciencia es absolutamente necesaria si queremos poner justicia, equidad, sentido común en este mundo desmadrado en el que vivimos en el que no tiene sentido participar si no es, precisamente, por gestos que claman justicia y dignidad como éste.
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