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Filosofía desde la trinchera

A Don Agustín García Calvo.

Pensamiento vivo. Pensador por los cuatro costados, siempre contra el poder, siempre disidente, siempre preclaro, siempre solitario y abandonado por sus discípulos que se convierten en intelectuales orgánicos. Un disidente, un hereje. Un filósofo, todo un ciudadano. Un ejemplo, no para seguir, eso es su negación, sino para forjarnos en el ejercicio de la soledad en el pensamiento contra el poder, contra lo establecido. Contra las apariencias, y contra las apariencias de las apariencias. Una máscara, una pose que desenmascara. Una palabra que derrumba al poder, al mediocre, al sinvergüenza y al trepa. Su poder, la palabra, en definitiva, nuestro poder, el que viene de abajo, del pueblo, la sabiduría acumulada de siglos. Pensar es pensar a la contra, lo otro es obedecer consignas. Pensar a martillazos, contra esas consignas, contra lo gregario, lo hegemónico, lo establecido, lo muerto. Pensar es vida, la muerte el no pensar, el mero sobrevivir animal.

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