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Filosofía desde la trinchera

Diferencias y parecidos entre los círculos de Podemos y la mónada republicana. En defensa de la abstención activa.

Creo que tienen parecido. Pero los círculos de Podemos tienen un contenido político de partidos. Las mónadas de Trevijano son las unidades mínimas políticas de representación del pueblo. Son las que irían después a la asamblea constituyente. El proceso técnico de cómo se hace esto no lo recuerdo, hace unos cuántos años ya que ley su libro. Pero, por ejemplo, hay una gran diferencia, por eso la abstención activa es la única que actúa desde fuera del sistema y la que nos puede llevar a una renovación política radical. Es decir, que hay una abolición para, después de ella, iniciar el proceso constituyente. Decía que la diferencia es que la asamblea constituyente se forma desde y a partir de un distrito único que es toda la nación o el estado, se acabó el regionalismo y los nacionalismos históricos. Si queremos democracia hay que acercarse al ideal de cada ciudadano un voto. Ahí tienes la mónada. Lo que ha habido desde la Constitución para acá es una farsa de la democracia. Y, Podemos, como partido está dentro de esa farsa, aunque su sana intención es cambiarlo. Primero han de llegar al poder, luego ya veremos lo que son capaces de hacer. Hay que tener en cuenta el realismo político. Podemos dice que quiere hacer un proceso constituyente, pero no es cierto. Un proceso constituyente no se hace desde una Constitución, eso es una reforma. De ahí sus contradicciones cuando hablan de un estado federal. No. Primero, abolición de las cortes, los partidos, después creación de una asamblea constituyente. Que elige a sus delegados o representantes en distrito único. Y, de ésta, ya veremos qué Constitución sale. Todo esto es muy ideal. Es una profundización de la democracia (que nunca ha habido del todo, salvo algunas excepciones. Porque la democracia nace con la burguesía y el capitalismo), un desarrollo de ella, una teoría pura (en el sentido kantiano: teórica, no empírica) de la república. También lo podemos leer a la inversa. Es decir, como las cosas no son así, pues no estamos en democracia, sino en un autoritarismo de partidos y, para colmo, plutocrático.

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