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Filosofía desde la trinchera

Está bien, pero yo iría mucho más lejos. La humanidad es humanidad porque se ha humanizado a través de la cultura, las humanidades, más concretamente. Dentro de la cultura está la tecnociencia, pero la tecnociencia no es toda la cultura. Si confundimos, como es el caso, cultura con tecnociencia y ésta, con valor mercantil, entonces entramos de lleno en la tecnobarbarie. Lugar en el que nos encontramos hoy. Hay un complejo en los humanistas y las humanidades que a mi juicio es falta de percepción de los entes que ellos mismos producen e innovan. Y es precisamente por lo abstracto de estos entes. Por decirlo a lo gordo, acaso no es innovación el invento griego de la democracia (isonomía e isegoría) y no es innovación los valores ilustrados: igualdad, libertad y fraternidad conquistados primero teóricamente por los filósofos. Y no es una innovación pasar esos valores éticos a un código civil, a un conjunto de normas que establezcan una sociedad de derecho. Y no es una innovación la reclamación de la jornada de ocho horas y la eliminación del trabajo infantil, y la conquista de la igualdad de géneros. Y podría seguir…innovar en humanidades es conquistar una sociedad justa y feliz. Y para ello hacen falta una serie de conceptos éticos, estéticos y unos artilugios jurídicos y políticos que lo permitan. Pero, claro, todo esto, aunque son valores, no tienen un valor de cambio, están fuera del mercado. Y, como ya hemos dicho antes, vivimos en una sociedad absolutamente mercantilizada.

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