La diferencia entre el hombre blanco y el negro, entre el rico y el pobre, el poderoso y el débil… Hagamos un poco de autoconocimiento porque somos un atajo de ambiciosos caprichosos y egoístas. Privilegiados por mera cuestión de azar. Unos hipócritas de mil pares de narices. Mientras no luchemos de verdad por la justicia universal, mientras no pensemos globalmente y actuemos localmente, cada uno desde su lugar y con los votos en la mano y a los políticos y las multinacionales cogidos por el cuello, seguiremos siendo unos cobardes y, en el fondo, esclavos de nuestras pasiones.
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