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Filosofía desde la trinchera

Una impresión directa de la lectura de “Un curso de Milagros”

Una impresión directa de la lectura de “Un curso de Milagros”

 

“Se puede enseñar de muchas maneras, pero ante todo con el ejemplo.”

“Lo que enseñes es lo que aprenderás.”

“El propósito del ego es infundir miedo porque sólo los que tienen miedo son egoístas.”

“La mente que está libre de culpa no puede sufrir. Al estar sana, sana a su vez su cuerpo porque ella misma ha sanado.”

Es decir que la enfermedad es el sentimiento de culpa, que, a su vez es una ficción, un engaño del yo. Si estamos en armonía con el todo, con el Ser, no hay culpabilidad, en la eternidad no hay culpabilidad. La culpabilidad necesita del tiempo para existir y éste es una ficción del yo. Y sin sentimiento de culpabilidad puedes compartir con el otro esta verdad, puesto que el otro es tu hermano, fraternidad, otro igual que tú. Uno se puede sanar, sanando. Y la fraternidad es amor. Por lo tanto el amor (inocencia) es lo que sana. El amor es la compasión y es lo que entendemos por armonía porque es la unidad del todo. “Los sentimientos de culpabilidad son los que perpetúan el tiempo.”

“Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz. Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto puedo tomar otra. Quiero tomar otra decisión porque quiero estar en paz. No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito, anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada. Elijo permitírselo al dejar que Él decida en favor de Dios por mí.”

“Un ánimo libre es aquel que no se perturba por nada ni está atado a nada, ni tiene atado lo mejor de sí mismo a ningún modo, ni mira por lo suyo en cosa alguna. […] [E]n tu fuero íntimo no surge nunca ninguna discordia que no provenga de la propia voluntad, no importa si se la nota o no. […] [Q]uien te perturba eres tú mismo a través de las cosas, porque te comportas desordenadamente frente a ellas. Por ende, comienza primero contigo mismo y ¡renuncia a ti mismo! De cierto, si no huyes primero de tu propio yo, adondequiera que huyas encontrarás estorbos y discordia, sea donde fuere.” Maestro Eckhart.

“Aunque abandonado a sí mismo, el hombre no queda sin embargo totalmente a merced de las fuerzas oscuras: la luz de la razón no se ha apagado en él por completo, y conserva la libertad. De esta manera, todo hombre tiene la posibilidad de luchar contra su naturaleza inferior, si bien siempre estará en peligro de ser vencido, y nunca logrará por sus propias fuerzas la victoria total. Ello se debe, por un lado, a que ha de pugnar con enemigos invisibles […]; por otro, a que tiene al traidor detrás de sus propias líneas: la voluntad […]. Con todo, durante esta vida el hombre permanece sometido a la necesidad de luchar. […] La perspectiva del status termini, de la vida de la gloria, en la que contemplará la verdad eterna y se unirá inseparablemente a ella por el amor, se le presenta solamente como recompensa por haber luchado. Tender a este objetivo sin desviarse de él; ésta debe ser la pauta para toda su vida.” Edith Stein

“[E]l verdadero desasimiento no consiste sino en el hecho de que el espíritu se halle tan inmóvil frente a todo cuanto le suceda, ya sean cosas agradables o penosas, honores, oprobios y difamaciones, como es inmóvil una montaña de plomo ante el soplo de un viento leve.” Maestro Eckhart.

“Tu resurrección es tu redespertar”

“No veo nada tal como es ahora.”

Lecciones del Espíritu Santo.

“Para tener, da todo lo que tienes”

“Para tener paz enseña paz para así saber lo que es.”

“Mantente alerta sólo en favor de Dios y de su Reino.”

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“Te axhorto a recordar que te he escogido a ti para que le enseñes al Reino lo que es el Reino. Esta elección no admite elecciones porque la falta de excepciones es la lección en sí.”

Y claro, el Reino es el de Dios al que yo pertenezco y tengo su mismo poder. Y es el del Amor y la Paz.

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Cuida tus pensamientos

porque se volverán palabras.

Cuida tus palabras

porque se transformaran en actos,

porque se harán costumbres,

porque forjarán tu carácter.

Cuida tu carácter

Porque formará tu destino.

Y tu destino, será tu vida

Mahatma Gandhi.

 

Es curiosa la semejanza de este texto con el conócete a ti mismo socrático. Es precisamente lo que Sócrates pretende. Cambiar a sus conciudadanos haciendo que cambien sus pensamientos erróneos a través del conocimiento de sí mismo. Si conocemos nuestros pensamientos nos daremos cuenta de que son erróneos. Pero los pensamientos dan lugar a los sentimientos y emociones y, de estos, surgen las acciones. Por eso la única enseñanza de importancia es la del conócete a ti mismo que te llevará a “ser el que eres” y en eso consiste la felicidad. Porque si tus pensamientos son correctos, o adecuados, como dice Spinoza, tus emociones también lo serán y, entonces tus actos se basarán siempre en la bondad y la alegría. Por eso también decía Sócrates que “es mejor padecer una injusticia que cometerla” si uno comete una injusticia es porque piensa mal y tiene malos sentimientos. Y, el que tiene malos sentimientos simple y llanamente sufre porque el vicio lo hace esclavo (ira, venganza, rabia, odio, vergüenza). Y es curioso también cómo este texto coincide con el cristianismo. Me ha traído a la memoria unas palabras del muy cristiano devoto y en profundidad, Unamuno, que dice así: “Un pensamiento genera un sentimiento y un sentimiento da lugar a una acción”. Todos los años les pongo este texto a mis alumnos. El próximo curso le sumaré el de Gandhi. Por último habría que añadir que pensamos mal y no lo corregimos por miedo y pereza. Pero, sobre todo por cobardía. Es el miedo el que nos atenaza y nos atrinchera en el error y nos hace gregarios para disolver nuestro sentimiento de culpabilidad. Porque hay que señalar también, que el que piensa y analiza sus pensamientos y sentimientos se queda sólo en el actuar. Y la soledad nos da pavor porque precisamente es ahí donde surgen los fantasmas, malos pensamientos, que uno lleva dentro. Además de que no soportamos el dedo acusador. Es necesario mucha serenidad y calma para andar fuera del rebaño.

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Vamos a ver cómo me explico. Yo he sido siempre profundamente religioso en el sentido espiritual del término. Desde luego, al comienzo de mi vida consciente cumplía absolutamente con los rituales de la religión y los vivía plenamente. Los vivía desde el sentido interno que va más allá de los símbolos. Bueno, pues cuando empecé en el colegio de los jesuitas a los ocho o nueve años, pues empezamos a dar religión de una forma tremendamente profunda. Leyendo directamente la biblia (todo esto te lo he contado) y explicándonos que no hay una interpretación literal. Aquello fue un cambio de visión tremendo. Requería una gran capacidad de abstracción que a esa edad no se tiene. Disculpa la vanidad, pero yo sí la tenía. Por cierto, mi hijo, también. El otro día tuvimos un diálogo teológico científico sobre dios, la creación, el big bang y la verdad en los libros que muchos de segundo de bachillerato no tienen. Y no lo digo yo, ya me lo había dicho la madre. Y un tío, hermano de Ana, también estuvo hablando con él y lo mareó y le dijo al final que eso lo hablase con su padre. Le di clases, precisamente, a su hijo (el hermano de Ana) que es un superdotado y que ha hecho filosofía, jaja, la madre no me podía mirar. Desperdiciar esa inteligencia de ese modo…por dios.

Bueno el caso es que yo vivenciaba la religión. A la vez empezamos a ver astronomía y eso produjo un estallido en mi cerebro, el concepto de infinitud, algo incomprensible. Y vimos también el concepto de átomo, otro golpetazo. Estoy hablando de las ciencias naturales de cuarto de EGB, lo que equivale a cuarto de primaria. El profesor de religión, que era un jesuita nos mandó a comprar la biblia obligatoriamente. Y eso hice. Y aquí empieza el tema. Las clases de religión las estábamos dedicando al análisis de la historia revelada en el antiguo testamento, con el libro por delante. Previamente nos había dibujado un cuadro conceptual de toda la historia de la salvación y su significado. Como a mí me interesaba mucho aquello y me dijeron que todo estaba en la biblia, pues yo, ni corto ni perezoso, empecé el nuevo testamento. Me leí los evangelios con una atención increíble. Todavía cito de memoria en clase párrafos enteros. Ese momento y los cinco años en los jesuitas fue mi mejor formación religiosa para analizar posteriormente la religión. El instituto fue una pérdida de tiempo en religión y la teología y teodicea en la facultad, igual. Pues como te digo me leí los evangelios y los vivencie. Pero más de la cuenta. Leí y releí la pasión y la muerte de Jesús una y mil veces, con lágrimas en los ojos, porque no lo entendía. No me daba cuenta que para entenderlo no tenía sólo que leer la pasión y muerte, sino todo el evangelio y los hechos de los apóstoles. Pero no se me ocurrió, aunque los leí, no fui capaz de abstraer, ni tenía los conocimientos para poderlo hacer. El caso es que una noche al irme a acostar, pensando sobre el asunto, pues entre sueño y vigilia, surgió una fantasía sobre la que no tenía total control (pues no sé si es la primera vez que cuento eso, quizás a mi primo que éramos uña y carne en aquel momento, sí) en la que yo era Jesús  y padecía y sufría todos los tormentos de la pasión y la muerte. El caso es que no sentía dolor, sino compasión. Pero la cuestión es que no fue un sueño, sino que era algo que, cuando me acostaba me empezaba a ocurrir en el momento de dormirme y entonces yo podía tener cierto control sobre los acontecimientos y recrear los detalles y recrearme también en los sentimientos que tenía. Era mi forma de comprender (como un delirio, pero no, porque fui, poco a poco teniendo control absoluto sobre él). Tanto que estaba deseando de acostarme para que se produjera. Y así todas las noches hasta que me quedaba dormido. Sé que duró mucho, que siempre era igual salvo las pequeñas variaciones que mi imaginación introducía y que era una experiencia emocional. Lo que sí recuerdo es que poco a poco empezó a desaparecer porque no era capaz de provocar la fantasía. Como ahora, por ejemplo, en una meditación que tienes que hacer una visualización de algo y no puedes. Los niños, como todavía tienen mucha imaginación, entran en la meditación con una facilidad tremenda. Poco a poco dejé de tener esas fantasías. Lógicamente desde el psicoanálisis queda explicado como un fenómeno masoquista que tiene su origen en el desarrollo de la sexualidad en la infancia en la que tuvo que haberse producido un conflicto que diera lugar al masoquismo. El problema es que yo de eso sí que no me acuerdo, lo hubiera o no. Y ese es el sueño, más bien una fantasía autoinducida en un estado de conciencia alterada como la meditación o la autohipnosis. Lo curioso es el sentimiento, la compasión. Claro, la compasión está ligada al placer, con lo que tiene su lectura sexual, no necesariamente espiritual, desde el psicoanálisis. El problema científico del psicoanálisis es que lo explica todo, por tanto es autoreferencial. A lo mejor es verdad, pero no es ciencia. Probablemente aquello empezó a desaparecer porque yo sentía vergüenza o sentía culpabilidad (diría un psicoanalista.) El caso es que la vivencia religiosa dio un salto y se intensificó, se hizo más profunda y auténtica. Yo seguía siendo creyente y vivía la religión en un sentido profundo, no ritual ni simbólico. Rezaba mucho por las noches antes de dormir. Pensaba sobre cuestiones teológicas: la creación, la demostración de la existencia de dios, la nada y, cuestiones peores. El problema del mal en el mundo, que es el de la Teodicea. Sobre el juicio final, el sentido de la historia. Y rezaba mucho en la iglesia, me iba en los recreos a la capilla a rezar. Y cuando iba a darle cuerda al reloj de la torre del pueblo, también me paraba en el silencio y la oscuridad de la iglesia a estar allí, simplemente. Siempre he sabido que aquellos sueños estaban ahí, pero nunca los había recordado como un hecho de mi vida, como una vivencia profunda. Salvo cuando leí “Introducción al psicoanálisis” y “La interpretación de los sueños” en el que me hice mi propio autoanálisis del que ya no recuerdo nada. Hasta ahora en el que el recuerdo se me ha hecho presente y me acuerdo todos los días. Pero tengo un recuerdo emocional, no sólo visual. Aunque ocupa un segundo plano. Hay que ver cómo funciona el cerebro.

Pero toda esta creencia se fue diluyendo cuando cayeron en mis manos una serie de libros de pensamiento y religiones orientales. Mi dimensión espiritual aumentó. El cristianismo se convirtió en un símbolo del espíritu último del universo o del Ser, o el vacío. Pero yo ya no podía seguir asistiendo a los rituales religiosos y ahí empezaron los conflictos con la familia hasta la fecha, no sólo en temas religiosos, sino, lógicamente, en todo, jaja. En fin, no sé cómo estará la redacción porque mientras lo hacía estaba también con la cena de los niños.

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“No permitas que el cuerpo sea el reflejo de una mente dividida. No dejes que sea una imagen de la percepción de pequeñez que tienes de ti mismo.”

“Solo la percepción puede estar enferma porque solo la percepción puede estar equivocada.”

“La percepción errónea es el deseo de que las cosas sean diferentes de como son. La realidad de todas las cosas es inocua porque la condición de su realidad es la inocuidad total. Esa es también la condición de la conciencia que tienes de su realidad.”

“La enfermedad, no obstante, no es algo que se origine en el cuerpo, sino en la mente. Toda forma de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y de que no está aceptando un propósito unificado.”

Hay que leer entrelíneas. La percepción es conocimiento. Pero no es la sensación pura. La percepción está cargada de teoría. Y toda esa teoría, o pensamientos pueden ser erróneos. Es más, ni siquiera podemos estar seguros de que nuestra vida y todo lo que conocemos no sea una simulación de una inteligencia superior. Es lo mismo que el genio maligno de Descartes, pero en versión moderna y perfectamente creíble o verosímil. Si fuésemos producto de un programa informático no podríamos salir de ese programa para probarlo. Luego no podemos probar que no lo sea. De hecho a lo que llamamos nuestra realidad última, bioquímicamente hablando, no es más que información: ADN. A su vez esta molécula está compuesta por elementos que son también información. En última instancia las leyes son información. Pero, bueno, esto nos lleva a que la realidad se puede poner entre paréntesis. Una puerta no es una puerta para la física cuántica o a los ojos de un microscópico electrónico. Ni la realidad “externa” es la misma para una serpiente que para un homínido o un cánido. Pues eso, más la cultura que arrastran los hombres, que dan lugar a una infinitud de sentimientos, es lo que significa que la percepción no es la realidad. El mundo nace en los pensamientos y los sentimientos. Diría Spinoza, emociones adecuadas darán lugar a la alegría y eso es la salud, emociones inadecuadas (odio, venganza, ira) dan lugar a la enfermedad, el vicio, la infelicidad. Ahora bien, una mente unida es la que tiene pensamientos y emociones adecuados y una mente dividida es la que tiene pensamientos y emociones inadecuados. La mente dividida es la que da lugar a la enfermedad. Salud y enfermedad hay que entenderlos en términos éticos. Aunque también médicos. El sistema inmunológico está deprimido cuando las emociones son inadecuadas, cuando la mente está dividida (el estrés, la ansiedad y la depresión de las que tanto se habla hoy en día, ni siquiera son enfermedades de la mente, sino de la sociedad que hemos construido.) Por eso el origen de la enfermedad es emocional, claro, no absolutamente. Se exagera para que nos demos cuenta de lo importante que es el pensar rectamente que va unido al Ser moral recto, con nuestra salud. Pero, claro, es que en el fondo somos una unidad y por eso somos lo que sentimos y pensamos.

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“Dios es Amor y Él es ciertamente lo que tú deseas. Ésa es tu voluntad. pide esto y se te concederá, porque estarás pidiendo únicamente lo que ya te pertenece.”

“Dile pues a todo el mundo:

Puesto que mi voluntad es conocerme a mí mismo, te veo a ti como el Hijo de Dios y como mi Hermano.”

Lo mismo que los estoicos: “Hombre soy y nada de lo humano me es extraño.”

“Acepta como verdadero solo lo que tu hermano es, si quieres conocerte a ti mismo.”

“Siempre que pongas en duda tu valor, di:

Dios mismo está incompleto sin mí.”

“Pero expresa el deseo de recordarle y… Él te dará todo sólo con que se lo pidas.”

“Dicho llanamente…puede que creas que tienes miedo de la nada, pero en realidad tienes miedo de lo que no es nada (Dios, el universo) y al darte cuenta de esto, sanas.”

“La enfermedad y la perfección son irreconciliables…eres perfecto.” Luego…

“Sólo con que aceptes lo intemporal como lo único que es real, empezarás a entender lo que es la eternidad y hacerla tuya.”

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No sé lo que significa lo que percibo, ni lo que pienso, pero deseo la respuesta. Acepto al maestro, al Espíritu Santo. Y no temo a Dios que es Amor. Quiero y deseo la solución.

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“Dije antes que sólo puedes experimentar dos emociones: amor y miedo…la primera de ellas es inmutable…

La otra adopta muchas formas ya que el contenido de las fantasías individuales difiere enormemente. Más todas ellas tienen algo en común: son todas ellas dementes. Están compuestas de imágenes que no se pueden ver y de sonidos que no se pueden oír. Constituyen un mundo privado que no se puede compartir…únicamente tienen sentido para su hacedor (el ego)…por consiguiente no tienen sentido en absoluto…

No obstante, las imágenes que cada cual ve jamás han sido reales, pues están compuestas únicamente de sus reacciones hacia sus (semejantes) y no incluyen las reacciones de estos hacia él. No se da cuenta de que él mismo las forjó y de que están incompletas…

…la proyección da lugar a la percepción y no puedes ver más allá de ella.”

El ego está sólo y aislado con sus fantasías tan inexistentes como él.

…la única realidad de lo que atacas es tu mente, y al atacar a otros estás atacando algo que realmente no está ahí.”

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Te puede parecer una barbaridad, pero es así. Vamos a ver, tú, en tanto que cuerpo no eres más que un conjunto de átomos, partículas subatómicas campos de fuerza,… eres polvo de estrellas y, si inicias un viaje en tu interior con unos ojos como un microscopio electrónico verías un universo como cuando miramos el cielo estrellado. Por cierto ésta es una meditación bellísima “Del microcosmo al macrocosmo y vuelta”. Dicho de otra manera, nada hay que impida, en la física, que tú puedas pasar por una puerta que está cerrada. Pero, nunca lo haces, espero. Sin embargo, si lo intentas, alguna vez lo puedes conseguir, que ninguna de tus partículas choque con las del otro cuerpo. Éste es el problema más gordo de la física y es el hecho de porqué en el ámbito macrocósmico, no megacósmico, que aquí, sí, no se cumplen las leyes del ámbito cuántico. La realidad es que sí las cumple, lo que pasa es que no nos damos cuenta. Un ejemplo, no ponemos a calentar el café por la mañana con la cucharilla dentro, por ejemplo. Las bombas atómicas hicieron su efecto y, de hecho, podríamos traspasar las puertas, aunque haya una probabilidad muy pequeña, pero existente. Tu cuerpo, la puerta y el universo son lo mismo. Tu cuerpo no es más que una concentración del espacio tiempo, como cualquier otro cuerpo: estrella, planeta o Galaxia. Todo es lo mismo, pero diferenciado.

Vamos a ver, el que se llama el experimento más bello de la física. Fue el del descubrimiento de la doble naturaleza de la luz. Lo decimos así y nos quedamos tan tranquilos. La luz es, a la vez, onda y corpúsculo. Toma ya. Dos cosas contrarias en una. Si lanzamos un haz de luz contra una pantalla que tenga una doble rendija y detrás ponemos un panel que registre la llegada de la luz, lo que observaremos será como una nube de puntos a la altura de una rendija y una nube de puntos a la altura de la otra rendija. Conclusión: la luz es onda y partícula a la vez. Si hay señales de puntos es que es corpuscular, pero como está difuminada formando una nube (onda), pues es una onda a la vez. Claro, la interpretación de la mecánica cuántica, al final, no se quiso romper la cabeza y fue la pragmática. ¿Funciona?, sí, pues entonces es cierta. Ahora bien, todo en última instancia se reduce a ondas electromagnéticas. Es decir que todo tiene una doble naturaleza onda-corpúsculo, que ahora llaman cuerda y que es una especie de vibración cuántica en el espacio tiempo de Einstein. El universo es información transmitida en forma de ondas electromagnéticas en un instante, por eso es eterno, no creado y Uno. Espacio y tiempo son distorsiones, apariencias. El cuerpo un engaño del ego. Es decir, que ciertamente el universo es el vacío budista. Por eso dicen los budistas: “Somos lo que pensamos,
todo lo que somos surge de nuestros
pensamientos,
con nuestros pensamientos hacemos el mundo.”

De ahí la sonrisa del Buda, jaja.

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“Contempla amorosamente el presente, pues encierra lo único que es verdad eternamente. Toda curación reside en él porque su continuidad es real.”

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“la verdad es la verdad, es lo único que importa, lo único que es real y lo único que existe. Permíteme hacer por ti la única distinción que tú no puedes hacer, pero que necesitas aprender. La fe que tienes en lo que no es nada te está engañando. Deposítala en mí y yo a mi vez la depositaré delicadamente en el santo lugar donde le corresponde estar. Allí no encontrarás engaño, sino únicamente la simple verdad. Y la amarás porque la comprenderás.”

“Si quieres ser un alumno feliz tienes que entregarle al Espíritu Santo todo lo que has aprendido para así desaprenderlo. Y luego empezar a aprender las gozosas lecciones que se suceden rápidamente sobre los sólidos cimientos de que la verdad es, la verdad.”

“la quietud de su simplicidad es tan irresistible que te darás cuenta de que es imposible negar la simple verdad, ùes no hay nada más. Dios está en todas partes…”

“Pondré de manifiesto lo que experimente. Si soy inocente no tengo nada que temer. Elijo dar testimonio de mi aceptación de la expiación, no de su rechazo. Quiero aceptar mi inocencia poniéndola de manifiesto y compartiéndola. Quiero llevarle Paz al Hijo de Dios de parte de su Padre.”

“Dile al Espíritu Santo, decide por mí, y está hecho.”

“Él me guía y conoce el camino que yo no conozco. Más nunca me privará de lo que quiere que yo aprenda. Por eso confío en que me comunicará todo lo que sabe por mí.”

“La verdad simplemente con ser lo que es te libera de todo lo que no es verdad.”

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“El instante santo es el resultado de tu decisión de tu deseo de ser santo. Es la respuesta. Desearlo y estar dispuesto a que llegue precede su llegada. Preparas tu mente para él en la medida que reconoces que lo deseas por encima de todas las cosas. No es necesario que hagas nada más; de hecho es necesario que comprendas que no puedes hacer nada más.”

“el milagro del instante santo reside en que estés dispuesto a dejarlo ser lo que es.”

“El cielo no es un lugar ni tampoco una condición, es simplemente la conciencia de la perfecta unicidad y el conocimiento de que no hay nada más. Nada fuera de esta unicidad, ni nada adentro.”

“Si examinases lo que esa sensación de ser transportado realmente supone, te darías cuenta de que es una súbita pérdida de la conciencia corporal, y una experiencia de unión con otra cosa en la que tu mente se expande para abarcarla. Esa otra cosa pasa a formar parte de ti al tú unirte a ella. y tanto tú como ella os completáis, y ninguno se percibe entonces como separado. Lo que realmente sucede es que has renunciado a la ilusión de una conciencia limitada y has dejado de tenerle miedo a la unión.”

“En estos instantes en que te liberas de toda restricción física, experimentas mucho de lo que sucede en el instante santo: un levantamiento de las barreras del tiempo y el espacio, una súbita experiencia de paz y de alegría. Más, por encima de todo, pierdes toda conciencia del cuerpo y dejas de dudar de si todo eso es posible o no.”

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Bueno, pues la reunión con Juanma de ayer fue muy intensa y, como la otra vez, hablamos de muchas cosas. Y eso que el tema ya lo teníamos fijado “El curso de milagros”. Yo le conté un poco mi experiencia y él me contó la suya. Coincidíamos en bastantes cosas. Yo he buscado una fundamentación desde la cual leerlo, que es, como sabes: la ética (metafísica) de Spinoza y la mecánica cuántica y él no me lo dijo. Creo que su actitud es pragmática. ¿Funciona? pues ya está. La verdad es que eso es lo que ocurre. De los que yo sé, incluido Juanma, todo el que ha leído el libro ha sentido un tremendo rechazo antes. Yo incluso lo tuve aparcado en la mesa un mes, luego haciendo rodeos me acerqué a él a través de resúmenes, videos y tal y cuando empecé, pues me repelía, pero me atraía a la vez. Es increíble la cantidad de veces que me levanto con la escusa de que tengo que hacer algo. Pero, a la par, ha ido absorbiendo mi pensamiento y el resto del día, tanto que ni leo los periódicos. Estoy deseando terminarlo, a la vez que dejarlo, pero no puedo. Pero es que lo curioso es que el libro te dice, eres libre. Ahora bien, una vez que empieces el curso de milagros ya no lo puedes dejar. Pero es muy gracioso, pues dice, aunque lo retomes dentro de miles de años, eso no es nada, pues el tiempo en la mente de Dios o en dios, no existe, el tiempo es una ilusión del ego, por lo tanto no existe. En realidad, te dice, tú ya has hecho el curso de milagros, porque la unidad siempre ha existido, tu siempre has estado en dios. No es literal, pero más o menos así es como habla. La primera frase del libro la continúa diciendo: esto es en definitiva todo lo que tienes que saber del curso de milagros. Pero claro, después te dice que tienes que seguir todo el curso de milagros al pie de la letra, las setecientas páginas y los 365 ejercicios. Vamos, que lo tienes que hacer. Y luego te suelta. Que el curso de milagros no es ni el final, sino el comienzo de todo. Que tú eres estrictamente hablando el hijo de dios, como todos tus hermanos, pero no el mesías, sino los que tenéis que anunciar al mesías (en definitiva, la paz y la felicidad). Vamos, increíble. Estas frases sueltas te habrán dejado apabullada. Pero, en realidad, el libro tiene una lógica aplastante. Es decir, si aceptas las premisas, que, por cierto, a mí, como las de Spinoza, me parecen evidentes, pues es una argumentación correcta. Eso sí, la lógica no puede ir más allá. Nos dice si un argumento es o no correcto, pero no si es verdad. De todas formas el curso de milagros también está por encima de esto porque te dice que esto tampoco es la verdad, porque la verdad es sólo dios. Pero también podría ser un engaño del maligno. Y no está mal pensar eso. Porque a mí se me ocurre que el curso de milagros y todo lo relacionado con la búsqueda de la felicidad, quizás sea opio del maligno, el gran capital, para mantener a la gente adormecida. Pero, claro, a la vez el curso de milagros te dices que empezarás a ver resultados muy pronto (milagros). Los milagros son coincidencias, las congruencias de las que hemos hablado y tal. Aquello que pasa desapercibido pero que cuando has empezado a cambiar de percepción, que es el primer paso de un curso de milagros, pues tomas conciencia de ello. Pues como decía el libro te dice que empiezas a darte cuenta de que esos “milagros” se dan. Y efectivamente que se dan. Entonces te sientes arrastrado por la eficacia, efectividad que en uno está teniendo este aprendizaje.

Una cosa que me comentó Juanma, que lleva ya dos años y medio con él y dice que es el libro más importante y que siempre está volviendo a él, yo en cambio le dije que cuando lo termine se acabó, pero no sé, es que en algunos momentos le ha dado miedo y ha sentido como si pudiese perder el juicio. Yo le he comentado, que no me ha dado nunca miedo, lo que me ha dado la impresión es de que pudiese volverme loco por la situación de aislamiento y soledad en la que vivo, jaja, menos mal que estoy trabajando y me veo cada vez mejor y te tengo a ti para controlar si deliro o no, jaja. Lo que sí he sentido es incertidumbre sobre el futuro, tanto inmediato como a corto plazo, de mi vida. Porque llevo más de treinta años construyendo un edificio, que no me lo ha construido nadie y, ahora, parece desmoronarse, pero después de pensar mucho y hacer como dice el libro de milagros, tu no te preocupes de nada (parecido a lo de los evangelios) déjalo en manos del espíritu santo. (Vamos el subsconsciente, el yo superior y un buen sueño reparador, lo que siempre hemos dicho: olvídate y consulta con la almohada) y resulta que a la mañana siguiente cualquier acontecimiento del día, algo trivial y cotidiano, “milagro”, te trae la solución. Y así, te acuerdas de la pregunta insistente del cuerpo, pues era por eso, te lo dije, por la mañana había encontrado una solución a la interpretación desde la que yo podía leer el curso de milagros. Pero no sólo eso, si no que había encontrado una forma en la que, no sé qué va a ser de mí, pero no me importa, eso es lo primero y lo segundo es que sí he encontrado un sentido y significado a todo lo que he estudiado, enseñado y escrito en estos treinta años y es que era una preparación para entender el curso de milagros (la cara y la cruz de un mismo fin, un proceso absolutamente necesario en mi caso, claro) y entenderme a mí mismo, que es por donde empecé cuando era joven. Ayer, en la conversación se produjeron varias circunstancias de estas que el libro llama milagrosas, coincidencias, que no son tales. Antes te dije que yo no pensaba seguir leyendo más el curso de milagros y, probablemente, cuando lo acabe, me daré un gran descanso, para seguir con los ejercicios y que el conocimiento repose en mi cerebro, volver al interés del mundo que me rodea y tal. Pero, fíjate, el libro es tremendo. Cada frase es una sentencia y eso que parece una eterna repetición, por eso no aguantas mucho tiempo leyéndolo, te obliga a ir despacio porque te aburre al darte la sensación de que siempre dice lo mismo, pero, no, siempre hay matices y va cambiando en espiral, ese es su método, como creo que te he comentado. Pues el libro habla de una cosa que llaman las relaciones especiales: las de pareja, las relaciones con los padres, con los hermanos. Todas esas relaciones que nos producen muchos problemas, dolor, felicidad, lo que es la vida misma. Bueno, pues hace un ataque frontal a este tipo de relaciones como relaciones ilusorias en las que nuestro ego proyecta sus culpas en el otro, o se proyecta a sí mismo en el otro. Por eso hay que cambiar la percepción, porque el otro no es quien tú ves, a quien tú ves es a ti mismo y el ego, para protegerse lo proyecta en el otro. Si tú dejas de ver al otro como lo ves, no haces juicios sobre él, el otro cambia. Pero no cambia, cambias tú y el otro comienza a ser el que es. Eso es lo que llama “milagro”. Recuerdas el grupo difícil, pues ahí tienes. Y lo mismo me ocurrió ayer con mi madre, que es otra relación especial y difícil en mi vida. Me iba a echar la bronca por lo de siempre, que si no voy a verla, que tu madre se acaba y nada más que tienes una, que tienes que cumplir con la gente, que no se puede vivir encerrado siempre entre libros. Yo le respondí con una sonrisa y dándole la razón, esquivando como buenamente pude sus acometidas, pero no juzgando y, no entrando en cólera y diciéndole las cosas a la cara, como he hecho toda mi vida, como no encontró resistencia fue suavizándose poco a poco y, al final, me dio hasta la comida para el mediodía y encima le hice hasta chistes cuando me iba de por qué me iba ya. Esa es la cuestión. Pero te iba a contar otra cosa. La relación especial más típica es la de la pareja, salió el tema porque empezamos a hablar del odio y el amor y Juanma empezó a citar cosas del libro, que yo no recordaba y le dije que eso no lo había leído todavía. Pero al cabo del rato me di cuenta que precisamente ayer por la mañana lo había leído y el sábado por la tarde, también. Pero, encima, me di cuenta de que ese es un tema que a mí no me preocupa y que, además, después de la separación y mucha reflexión sobre el porqué, pues había llegado a algo similar a lo que dice el libro, por tanto, no le presté atención. Lo que quiero decir con esto es que el libro es absolutamente particular, se parece al libro de las mutaciones del Taoismo, a cada cual le dice lo que necesita escuchar. Por eso cada frase es lapidaria. Y por eso es tan denso, pero la mayoría lo olvidas, porque en este preciso momento no lo necesitas. Otra cosa curiosa que me ha ocurrido con el libro es lo siguiente. Yo cada vez rechazo más libros. Quiero decir, que no los termino o bien, porque ya sé lo que me va a decir, o bien, porque no estoy de acuerdo con lo que dice y encima sé cómo me lo va a decir. Y, claro, no está uno para perder el tiempo así que lo abandono y punto, sin ningún rubor, es más, con alegría. Cuando joven aguantaba hasta el final todo libro que empezaba, consideraba un sacrilegio abandonar. Ahora casi que abandono más de los que termino. Pues bien, a pesar de la tendencia a dejar de leer el libro, cada vez que lo cojo, es como un imán, me sumerjo en la lectura y siempre me dice algo nuevo, aunque al rato ya esté otra vez aburrido o intranquilo. En fin, o no estoy loco o por lo menos, no estoy solo en la misma locura, ya estamos Juanma y yo. jaja.

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Muy buena la reflexión que has hecho de lo del cordón umbilical al revés. Tal y como me cuentas, tu marido y tú lo tenéis claro y, a mi modo de ver, aunque no soy nadie para juzgar, eso es lo correcto. Lo absolutamente correcto. Y es que es la verdadera concepción del amor. El amor es estar presente, es querer a alguien en su esencia, no en la proyección que uno pone en él. De ahí el fracaso de las parejas. Se empeñan en cambiar el uno al otro. Si tu intentas cambiar a tu pareja es que no la amas, al contrario, estás proyectando tu odio en ella y por eso la ves como una persona detestable. Lo mismo ocurre con los hijos. Lo que pasa es que aquí, como tú muy bien dices, interviene el factor de la crianza, incluso, anteriores. Cuántos hijos no deseados existen, sobre todo antes, cuando la familia patriarcal era casi absoluta y no había ningún tipo de respeto hacia la mujer. Ésta era considerada como un objeto, desde la sexualidad hasta el trabajo doméstico. Las mujeres no deseaban los hijos fruto de la fuerza e, incluso la violación. En esta situación había un rechazo de la maternidad y, por tanto, ya la crianza empezaba por mal camino. Y, luego, el cristianismo, ensalzaba, paradójicamente a la familia, como el mayor valor. Y, por eso, la familia se convierte en el mayor nido de malos sentimientos. De relaciones contranatura y forzadas. Hay que amar a los padres a la fuerza, se les debe la vida. Hay que llevarse bien con los hermanos. Todo es falsedad. Como decía Juanma, cita una sóla frase en la que se defienda, en los evangelios, a la familia. Todo lo contrario. Se aborrece de ella. Se utilizan las palabras más fuertes que se pueda uno imaginar. Jesús reniega de su madre y sus hermanos (que esa es otra, nos han hecho creer que eran primos, cuando dice hermanos con todas las letras y en todos los evangelios) y no los reconoce y dice que su madre y sus hermanos son todos aquellos que tienen la misma voluntad de dios. Y aparta a su madre que intenta retenerlo y le dice una de las cosas más duras que se pueden escuchar: “no te reconozco” Y dice, todo aquel que me quiera seguir, que abandone todo, a su padre, a su hermano, a su madre, a su familia, coja su cruz y me siga. La cosa está muy clara. Y aquí no hay metáfora que valga. Por eso, lo que pensáis vuestro marido y tú me parece absolutamente correcto. Los hijos no nos deben nada. Al revés son nuestra responsabilidad porque los hemos tenido nosotros. Y si ellos quieren dar, pues que den, sino pues que sigan su camino. Ellos son independientes. Los padres nos tenemos que acostumbrar, como decía un amigo, a pasar del amor infinito (en el sentido de cuidado y protección), a el amor cero. Por eso el amor es querer en su esencia a alguien y querer a ese alguien según lo que quiere ser. Todo lo demás es posesión, egoísmo, proyección de tu falta de amor. Porque eso es lo que ocurre en las relaciones de padres e hijos los que exigen el cuidado y el amor en la vejez lo que les pasa es que están proyectando su falta de amor en la infancia debido a una crianza forzada. Son dignos de compasión, ahora bien, son ellos los que tienen que resolver su problema, por muy mayores que sean, consigo mismos, si quieren morir en paz. No se trata de visitarlos y atenderlos por un supuesto deber. Uno no tiene ningún deber. Pero el cristianismo cala y codifica nuestras conciencias. Yo ya había llegado a esto hace siglos, pero me enfrentaba a ello con la ira. El libro de milagros y el ho-ponopono lo que me han enseñado es la compasión, renunciar a mi ira. Lo de siempre, cambiar de león a niño.

Efectivamente, tienes razón, uno de mis choques fue el lenguaje y que al principio no era capaz de traducirlo a otro. Hasta que lo conseguí. Pero, curiosamente, una vez que lo conseguí, leo el libro en el lenguaje que está escrito, con toda la tranquilidad del mundo sin traducirlo a mi lenguaje, supongo que he roto la resistencia y mi subconsciente va haciendo su trabajo. Tienes mucha razón, se parece mucho al ho-ponopono y en algún libro que he leído de ho-ponopono lo citan como un libro extraordinario.

Gracias por leerlo. Y por decir que estoy totalmente cuerdo, jaja, así me siento yo, pero también cualquiera que delira. Pero, como bien dices, el que delira no es consciente del delirio ni es capaz de cambiar de un discurso a otro. Más que nada mi miedo es como un temor difuso a mi cambio de pensamiento y sentimientos que da lugar a un cambio de percepción y, por tanto, de acción y a la inversa. Pero, como te dije ese temor se ha ido difuminando. Pero está ahí, porque el curso de milagros es una sorpresa cada día y una transformación interior. Ya te dije, una reprogramación o, más llanamente, un lavado de cerebro. Por ejemplo, el ejercicio de hoy es tremendo, parece que ya has terminado el cambio en la percepción, pero cada día te introduce algo nuevo. Ayer, por ejemplo, decía “Estoy decidido a ver las cosas de otra manera”. Uno piensa que ya ha acabado el proceso, pues, no, hoy va y te dice: “Lo que veo es una forma de venganza”. Por cierto, muy apropiado para entender esto que hemos hablado más arriba. Muy buenos días.

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“Todo lo que veo es una forma de venganza.

Veo únicamente lo perecedero.

No veo nada que vaya a perdurar.

Lo que veo no es real.

Lo que veo es una forma de venganza.

¿Es éste el mundo que realmente quiero ver?”

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“La mente se extiende hasta sí misma. No se compone de diferentes partes que se extiendan hasta otras. No sale afuera. Dentro de sí misma es ilimitada, y no hay nada externo a ella. Lo abarca todo. Te abarca completamente: tú te encuentras dentro de ella y ella dentro de ti. No hay nada más en ninguna parte ni jamás lo habrá.”

“Cuando la luz llega por fin llega a la mente que se ha dedicado a la contemplación; o cuando finalmente alguien alcanza la meta, ese momento siempre viene acompañado de este feliz descubrimiento: no tengo que hacer nada.”

Éste es el secreto, no hay que hacer nada, no es necesario dedicar la vida a luchar contra los vicios, ni dedicarlo a la contemplación o meditación. No hay que hacer nada. Es decir, lo que hay que hacer es Ser. Yo Soy. Vivir el ahora que es el instalarse en la eternidad. Es muy fácil porque se trata de no hacer nada. Pero, ¿quién es capaz de no hacer nada: ni pensar ni sentir?

“El cuerpo no puede curarse porque no puede causarse enfermedades a sí mismo. No tiene necesidad de que se le cure. El que goce de buena salud o esté enfermo depende enteramente de la forma en que la mente lo percibe y la forma en que quiera usarlo.”

“no pases por alto….que la falta de fe conduce a las ilusiones”

Y, claro, el cuerpo es una ilusión, luego…

“Tener fe es sanar”

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Todo lo que parece una casualidad, no lo es, porque entonces sí que sería un milagro. Y los milagros no existen. Sólo los milagros en el sentido de el curso de milagros, que ya el título echa para atrás. En cambio, lo que consideramos coincidencia no es coincidencia obedece a un orden caótico. Es decir, lo que se explica por la teoría del caos en matemáticas, como es, la economía o la meteorología. En fin, que hoy el ejercicio de un curso de milagros era la reflexión sobre la siguiente sentencia “puedo escapar del mundo que veo renunciado a los pensamientos de ataque”. Los pensamientos de ataque son los juicios que hacemos sobre los demás o sobre la situación del mundo, el país, que son acusatorios y negativos. Fulanito es un tal y tiene la culpa de cual, el mundo es un desastre, los que mandan unos corruptos… vamos muy difícil de dejar de pensar todo esto, pero se supone que ya llevas veintidós días para irte preparando o toda la eternidad, según se mire. Pues bien, hay una cosa que se llama el momento santo que es como el Ahora de Eckhart, pero con la parafernalia de dios, el espíritu santo y el hijo de dios. Sería la unión en el instante con dios a través del espíritu santo (no le hagas caso a la terminología) y eso es el ahora. Primera coincidencia o milagro. Todo empezó a removerse en mi cabeza cuando me hablaste del libro de El poder del ahora, que leí dos veces y después leí varios más e incluso practiqué meditación un par de semanas basándome en eso, pero, sin saber por qué, lo dejé. Y no sé por qué ni cómo. Simplemente lo dejé. Bueno, pues esta mañana me pongo con el capítulo 19, terminándolo, del curso… y vienen las causas por las que no se llega o no llegas (te habla en primera persona, es decir, Jesús mismo hablándote, jaja, impone) al momento Santo y hay cuatro causas. Todas son argucias del ego y que se fundan en el miedo: las dos últimas son el miedo a la muerte y la última el miedo a dios. Son las que he leído esta mañana. Bueno pues el caso es que es una coincidencia con la práctica. Porque en definitiva uno no renuncia a sus pensamientos porque es renunciar a su ego y eso es para él la muerte. En definitiva lo que tememos es a la muerte. Y, mientras más tememos a la muerte más nos aferramos a la vida, pero no a la auténtica vida, sino a la del ego. Vienen unos fragmentos preciosos y de una solidez lógica impecable. Ni que decir tiene que uno se ha creído que no tiene miedo a la muerte y se está (me) autoenganando, porque no renuncio a mis pensamientos, aunque esté en ello y haya avanzado mucho o poco, nunca puede saber uno cuánto. Y luego pasa al miedo a dios. Y, claro, uno que es ateo, pues dice, vamos, hombre, miedo a dios, ninguno. Pero es que ver a dios. Que es el deseo, el momento santo, el aquí y el ahora, es haber renunciado a todo; es decir, a tu ego y todo lo que ha construido. Que es todo, sería olvidarte de todo. ¿No te recuerda esto a los evangelios? En verdad os digo que aquel que quiera seguirme tendrá que abandonar a su padre, a su madre, a su hermano y a su hijo y que tendrá que coger su cruz (esto es un invento puesto después, aunque tiene el significado de hacerse responsable, no culpable. La culpabilidad es un concepto inventado por el cristianismo para dominar) y seguirme. Vamos, que lo acababa de comentar hacía un momento antes. Una sincronía entre el ejercicio y mi lectura. Pero es que en la lectura experimenté, la unidad mezclada con el deseo de la unidad. Y, luego, me encuentro con el artículo de Laura Guttman, que tiene una explicación perfecta a través del desapego, la dualidad utilizando las tesis del libro. Y, para finalizar, decido hacer esta tarde una meditación transcendental, en la que se medita sobre un mantra y la primera que me sale es Soy Amor. Y resulta que el momento santo sólo es posible cuando uno concibe la relación con dios a través del Amor, que es el único que vence al mied que es el gran artificio creado por el ego para sobrevivir y no ser aniquilado. Claro, con todo esto en la cabeza la meditación ha sido fantástica. Así que, el día ha sido espiritualmente fructífero, aunque no haya alcanzado el momento santo, jaja. Ni creo, porque encima, me he encontrado con la amiga que el otro día moderó el debate sobre política y me he puesto a rajar del personal, del instituto, de la política. Vamos que me he desahogado juzgando, por tanto, a seguir en el infierno. Siempre queda el consuelo de que tarde o temprano a todo el mundo le llegará su hora. La verdad es que esto, sobre todo, como era mi forma de hacer filosofía, me va a costar mucho. En fin, tengo que hacer una epojé (suspensión del juicio) como dicen los escépticos. Fíjate por donde, ahora resulta que yo era un escéptico de pacotilla, ahora toca serlo de verdad. Lo que te dije. El libro es una guía de autoconocimiento, tanto por lo que te revela, como por lo que te da que pensar. Ah, se me olvidaba. La meditación ha sido fantástica, como te he dicho, pero lo que he visto en los momentos de silencio es que uno se cree un santo y que todos confabulan contra él y me han empezado a aparecer imágenes de sucesos totalmente olvidados en las que no era yo, precisamente, un modelo a imitar. Mucho cuidado cuando juzgamos. Como dice el evangelio, vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro. Por algo será que la sabiduría se relaciona con el silencio.

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El mundo que ves no es sino un juicio con respecto a ti mismo. No existe en absoluto. Tus juicios, no obstante, le imponen una sentencia, la justifican y hacen que sea real. Ése es el mundo que ves: un juicio contra ti mismo, que tú mismo has emitido.”

“Soy responsable de lo que veo. Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar. Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí.”

Tengo que poner mi poder de decisión en el espíritu santo. Esa es mi ofrenda.

“Lo único que se te pide es que le hagas sitio a la verdad. No se te pide que inventes o que hagas lo que está más allá de tu entendimiento. Lo único que se te pide es que dejes entrar a la verdad, que ceses de interferir en lo que ha de acontecer de por sí y que reconozcas nuevamente la presencia de lo que creíste haber desechado.”

“Ver el cuerpo como una barrera que separa aquello que la razón te dice que no puede sino estar unido, sólo puede ser una locura. ¿Qué puede haber que se interponga entre lo que es un continuo?”

Y, efectivamente, el universo es un continuo espacio-tiempo. Eso es lo que nos dice la razón. Curiosamente en el curso de milagros se apela a la razón para negar el cuerpo y a la fe y el engaño para afirmar su existencia.

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“Deseo un mundo en el que gobierno yo en lugar de uno que me gobierne a mí.”

“Y deseo ver aquello que negué porque es la verdad”

“La felicidad tiene que ser constante porque se alcanza mediante el abandono del deseo de lo que no es constante.”

“Desea lo que quieres y eso será lo que contemplarás y creerás que es real. No hay ningún pensamiento que esté desprovisto del poder de liberar o matar. Ni ninguno que pueda abandonar la mente del pensador, o dejar de tener efectos sobre él.”

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“No olvides que la motivación de este curso es alcanzar y conservar el estado de paz.”

“Aprende…requiere que estés dispuesto a cuestionar cada uno de los valores que abrigas. Ni uno sólo debe quedar oculto y encubierto pues ello pondría en peligro tu aprendizaje. Ninguna creencia es neutra. Cada una de ellas tiene el poder de dictar cada decisión que tomas. Pues una decisión es una conclusión basada en todo lo que crees…Tus decisiones proceden de tus creencias.”

Lo que queda bien claro con estas palabras es el objetivo socrático del conócete a ti mismo. Y que una vida sin autoanálisis no merece la pena de ser vivida. Si no conocemos nuestras creencias y el valor que tienen, no conocemos de dónde vienen nuestros actos. Pero nuestras creencias son un cúmulo de opiniones, de errores, de ilusiones. Por tanto, nuestro actuar es erróneo, pero inconsciente. De lo que se trata es de sacar a la luz nuestras creencias para analizarlas, para ver su origen. Y si conocemos cómo son y que no son neutras conoceremos el origen de nuestros actos. Y como somos lo que pensamos (creemos) pues nos conoceremos a nosotros mismos. Ahora bien, el conocimiento de uno mismo debe conllevar, no sólo la parte negativa, que es el reconocimiento de nuestras creencias y el origen de nuestros actos, sino el sustituirlas por el pensar recto. Y el pensar recto es pensar conforme a la razón, conforme al logos que es lo común. Por tanto la razón nos lleva a la unidad que es el ideal de la sabiduría: Ser y pensar son una y la misma cosa. Ahora bien, podemos estar toda la vida intentando dar el primer paso. El segundo es breve y es la sustitución del error por el reconocimiento de la unidad. Pero es como saltar un precipicio.

“Los que se creen especiales se ven obligados a defender las ilusiones frente a la verdad (la unidad)…He aquí el motivo de la batalla que libras contra él (cualquiera)…más él es tu amigo precisamente porque sois lo mismo.” Claro, este es mi error, sentirme especial. Pero es absurdo, si yo he defendido siempre que somos iguales, que nada de lo humano me es ajeno. Pero lo he hecho en la teoría, no en la práctica cotidiana. En éste ámbito me he sentido especial y superior. Todos somos iguales, todos participamos de la unidad cósmica. El cosmos está en nosotros y nosotros en él. Somos la conciencia clara, indefinida e imperturbable. No compararse y no juzgar. Salir de ese enredo.

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“El cuerpo no puede hacer nada por su cuenta. Considéralo un medio de herir y será herido. Considéralo un medio para sanar y sanará.

Sólo puedes hacerte daño a ti mismo. Hemos repetido esto con frecuencia, pero todavía resulta difícil de entender. A las mentes empeñadas en ser especiales les resulta imposible entenderlo. Pero a las que desean curar y no atacar les resulta muy obvio…Pues los milagros no son más que el resultado de cambiar del propósito de herir al de sanar…lo que le has dado a tu especialismo te ha llevado a la bancarrota, dejando tus arcas yermas y vacías…

No defiendas este sueño insensato, en el que Dios se haya privado de lo que ama y tú te encuentras más allá de la posibilidad de salvarte. Lo único que es seguro en este mundo cambiante que no tiene sentido en la realidad es esto: cuando no estás completamente en paz, o cuando experimentas cualquier clase de dolor es que has percibido un pecado en tu hermano y te has regocijado por lo que creíste ver en él. Tu sensación de ser especial pareció estar a salvo a causa de ello.”

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“Sólo necesitas desear que se te conceda el Cielo en vez del Infierno, y todos los cerrojos y barreras que parecen mantener la puerta herméticamente cerrada se desmoronarán y desaparecerán. Pues no es la Voluntad de tu Padre que tú ofrezcas o recibas menos de lo que Él te dio cuando Él te creo con perfecto amor.”

“Este mundo complejo y supercomplicado no te ofrece ninguna base sobre la que elegir. Pues nadie comprende lo que es lo mismo, y todo el mundo parece estar eligiendo entre alternativas que realmente no existen.

El mundo real es la esfera de la elección hecha realidad, no en el resultado final, sino en la percepción de las alternativas entre las que se puede elegir. La idea de que hay alternativas entre las que elegir es una ilusión. Aun así, dentro de esta ilusión yace el deshacimiento de todas las ilusiones, incluido ella misma.”

“El mundo real es la contrapartida a la alucinación de que el tiempo y la muerte son reales y de que tienen una existencia que puede ser percibida”

“Eso es lo que es toda vida: un aparente intervalo entre nacimiento y muerte y de nuevo a la vida; la repetición de un instante que hace mucho que desapareció y que no puede ser revivido. Y el tiempo no es otra cosa que la creencia demente de que lo que ya pasó todavía está aquí y ahora.”

“¿Qué es el perdón sino el estar dispuesto a que la verdad sea verdad? ¿Qué puede permanecer enfermo y separado de la Unidad que encierra dentro de Sí todas las cosas?”

“Nadie cree que hubo un tiempo en el que no sabía nada de cuerpos y en el que no habría podido concebir que este mundo fuese real.De otro modo, se habría dado cuenta de inmediato de que estas ideas son una mera ilusión, tan ridículas que no sirven para nada, excepto para reírse de ellas.

¡Cuán serias parecen ser ahora! Y nadie puede recordar aquel entonces cuando habría sido motivo de risa y incredulidad. Pero lo podemos recordar simplemente con que recordemos su causa, y al hacerlo veremos que son motivo de risa, no de temor.”

“El secreto de la salvación es este: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. No importa cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. No importa quién desempeñe el papel de enemigo, y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad. No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. Pues no reaccionarías a las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas o depravadas sean, no podrían tener efecto sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan solo de tu propio sueño.”

“...pues Él quiere mostrarte la única causa de todo sufrimiento, no importa cuál sea su forma. Y comprenderás que los milagros reflejan esta simple afirmación: “Yo mismo fabriqué esto y es esto lo que quiero deshacer”

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Llevo unas cuantas de lecciones sin tomar notas porque son todas importantísimas. Y acabo de terminar el curso, la teoría, claro.

Me acabo de terminar el curso de milagros. Bueno, me quedan once meses de ejercicios (reprogramación mental) y la tercera parte que es: manual para maestros. El caso es que estoy frito. Abatido, creo que sería la palabra. Ni sé quién soy, ni qué es el mundo ni qué sentido tiene nada. Y, el caso es que mi escepticismo siempre me ha llevado a esa actitud. Pero el tema es que el libro del curso de milagros te da la opción de elegir. Una elección única, el cielo o el infierno. Interprétalo como quieras, yo ya lo leo literalmente para no tener que andar reinterpretando. O, también, entre el cuerpo (la caducidad, la enfermedad, la muerte, el miedo) o el  espíritu (la felicidad, la eternidad, la unidad, el amor-compasión) Y, por más vueltas que le doy, no soy capaz de interpretarlo como metáfora como es el caso de los evangelios. Y encima es la única elección que tomas, porque la libertad es la voluntad de dios, pero tú te escindiste cuando caíste en el sueño de tener un cuerpo, de ahí el despertar. Por eso la elección es de cada cual y dios te dará el cielo si tú le haces un pequeño regalo, el amor por tu hermano, claro, no odiar a nadie, ver a todo el mundo como perfectos hijos de dios. Porque en definitiva el mal que tú ves en el otro es una proyección. Pero además de ser la única, bueno, aunque te equivoques dios te dejará elegir hasta que aciertes, porque en él no existe el tiempo. Puedes estar eternamente eligiendo, lo que es lo mismo que puedes estar siempre condenado. Pues lo que decía, además de ser única, no hay término medio. No hay un camino, el camino es el  curso. Luego hay que saltar la brecha, que es tomar la decisión. Ufff, como si me hubiesen dado una paliza. Y es que además, como dice al principio, la decisión ya la has tomado una vez que tienes el libro entre las manos y te has puesto a leer. Y, además, con todas las resistencias del principio, que después se ha transformado en adicción. El libro, desde la lección 15, que se llama “El momento Santo” (justo la mitad del libro) y que explica con una intensidad que no puede explicar, sino sentir, la unidad con dios, me ha absorbido. Y, sí, notas cosas, notas cambios, pero es como si esperases una revelación que no acaba de llegar. Pero todo está muy bien explicado, si no eliges, si no llega esa revelación es que has elegido el infierno, es que todavía tienes miedo de renunciar al cuerpo y todo lo que ello conlleva. Que prefieres creer en el cuerpo, la mortalidad, el sufrimiento, en lugar de todo lo contrario. Menos mal que también te dice que tú no tienes que hacer nada, sólo estar dispuesto, querer, que lo dejes en manos del espíritu santo (lo que tú llamas el espíritu) que él tomará las decisiones oportunas por ti. Fíjate la primera regla: “Hoy no tomaré ninguna decisión por mi cuenta” y si flaqueas, porque tienes miedo y crees que tienes que decidir, pues lo que tienes que decirte es: “Si no tomo ninguna decisión por mi cuenta pues seré feliz.”

En definitiva, que el libro, o es una verdad como un templo o es un delirio perfecto del que sería aprovechable una reprogramación emocional y, con ello, una sanación psíquica que equivaldría a lo que se llama cielo. Ahora bien, diciendo lo que acabo de decir es como haber tomado una decisión que es la de admitir que todo lo que me rodea es real y, por tanto, me quedo en el infierno que es el sufrimiento. Que todavía tengo miedo, según la lógica implacable del libro. Pero que la lógica sea correcta no implica que sea verdad. Vamos, una pasada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo que debo pensar cada jornada.

 

Hoy no tomaré ninguna decisión por mi cuenta. Dejo que mi yo superior, al que mantengo al margen las tome por mí. Esto garantiza mi libertad. porque el ego es una ilusión, una forma de esclavitud.

Si no tomo ninguna decisión por mi cuenta tendré un día feliz, apacible, tranquilo y sereno. No aparecerá, ni la ira, ni el odio, el mundo de ilusiones se desvanecerá y veré la realidad de la Unidad.

Encontrar dos momentos para meditar sobre Dios o la Unidad.

No tengo que defenderme absolutamente de nada. Estoy totalmente protegido si no juzgo a nadie y siento compasión y autocompasión.

Si no juzgo soy feliz. No tengo cargas, ni sentimientos de culpabilidad.

Ante las dificultades y tentaciones tengo que recordarme siempre que estoy protegido.

Estoy convencido plenamente de que voy a triunfar. Una vez que he tomado la decisión no hay otro final.

No hay nada que pueda sustituir a la voluntad de la Unidad, Dios, El universo, La vacuidad…LO INEFABLE.

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