Apertura
Apertura
"Sólo cerrando las puertas detrás de uno, se abren ventanas del porvenir."
Francoise Sagan
"Cuando dejamos de ser el centro dramático de nuestras propias vidas, logramos una expansión que nos da la paz."
Alice A. Bayley
La cuestión es que no existe un uno. Somos seres en construcción. Somos procesos: eterno fluir. Nunca estamos completos. Nos engañamos al tener una idea de nosotros como seres, en lugar de como procesos. No somos estáticos. La ausencia de movimiento es una ficción. Y todo movimiento es un dejar. Pero no estamos preparados para dejar, para soltar. Nos da miedo el abismo, el vacío que se abre ante nuestros pies. Por eso nos aferramos a un pasado muerto, inexistente que nos permite seguir viviendo en nuestro sueño, en la ficción. El gran reto es la apertura. Atreverse a ver el pasado como un eterno fluir que ya no es, que no significa nada, que no existe, salvo en nuestra memoria. Pero nuestra memoria lo modifica. La memoria es selectiva e intencional. Crea el sentido del ser que quiero ser y niega el del Ser que realmente Soy. La memoria es la forma suprema de nuestro autoengaño. La memoria es significativa, no es neutral. De ahí que, si queremos estar abiertos a lo que somos hemos de cerrar las puertas del pasado. Clausurarlo. Realmente lo está, pero me engaño creyendo que no es así y, de esa forma, obtengo un significado ficticio de mi vida. La vida sólo es en el instante presente. Y eso es: la eternidad, ausencia de tiempo. Por eso no tiene sentido, simple y llanamente ES. Pero hace falta valentía para atreverse a SER, para permitir que se abran las ventanas y entre el frescor del amanecer.
Nuestra forma de entendernos es siendo el centro del mundo, de nuestro mundo, de todo lo que nos rodea. Otorgamos el sentido de lo que ocurre en la medida en la que nos sostiene. Es toda una invención. Una forma de sobrevivir, no de VIVIR. En realidad, es una forma de engañarnos, engañar y culpabilizar. Una manera de manipular nuestro entorno, las relaciones y el mundo. El melodrama lo vamos tejiendo a base de interpretar un mundo que nos acecha, que nos acosa, que conspira contra nosotros. De esa manera, yo no tengo nada que hacer, solo gimotear y promover la lástima. De esta manera nada saldrá de mis manos, ni mis manos se harán cargo de mí. La apertura requiere de valentía y de amor de sí mismo. Y el que se victimiza no se ama, se desprecia porque no se valora y guarda rencor y resentimiento contra el mundo. La apertura es amor de sí y aceptación. Pero una aceptación activa y transformadora, no meramente pasiva. Si se hace pasiva se vuelve a caer en el victimismo. La aceptación implica amor y éste es dinámico y creador. La victimización es autodestructiva y vengativa. El que acepta vive en el presente. El que va de víctima vive en el pasado y en el futuro. Guarda rencor y desea venganza. La apertura es ACEPTAR DESDE EL AMOR INCONDICIONAL.
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