El valor es la virtud (fuerza) que nos eleva por encima de nuestras pasiones. La valentía, el coraje, nos hacen libres. La virtud está en la fuerza, la voluntad. Por eso, la educación –y eso es una de las cosas fundamentales que se han olvidados en las sucesivas leyes educativas- tiene que ir dirigida a la educación de la virtud. De ahí que la educación tenga más que ver con la euducación de la voluntad, que nos hace libres, que con las motivaciones. Las motivaciones se dirigen a los deseos. Los apetitos y deseos nos hacen esclavos. Son las pasiones. Éste es uno de los grandes engaños de la teoría educativa actual. Por eso encontramos tanto niño caprichoso, sujeto a sus pasiones y, pocos, con coraje y valentía que sean capaces de lanzarse por encima de sí mismo y de sus pasiones, como la del miedo. El héroe, no es que no tenga miedo, es que es libre y acepta cumplir con su deber, porque lo considera importante.
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