Blogia
Filosofía desde la trinchera

Efectivamente, el neoliberalismo es la eliminación de las diferencias. Por eso es pensamiento único. Ya hemos dicho aquí que es ideología, falsa consciencia. Me parece muy oportuno que la izquierda intente defender la diferencia para evitar la opresión, no por la mera diferencia, a la cual se tendría derecho de entrada y es lo que se reclama. Esto significaría la pluralidad dentro de la universalidad. Pero el problema es que la izquierda se quede en la mera proclamación del derecho a la diferencia y olvide esos universales humanos y morales de los que tu hablas y de los que la izquierda es defensora. Porque el marxismo bebe de la ilustración. Y una de las cosas que aprende de ella es la ética universal. Los obreros son internacionales. La opresión es internacional. El problema es cuando la diferencia, como entre capitalistas y proletarios se utiliza para la opresión. Desenmascarar el objetivo opresor que tienen las diferencias debe ser objetivo de la izquierda. Pero, lo que yo, sugiero, es que se corre el peligro de caer en el relativismo. No, el hecho de que no se respeten las diferencias, siempre y cuando quede el común universal humano. Si no encontramos los baluartes de una ética universal y egocéntrica (segunda ilustración), por muy provisional que sea, nos quedamos en la diferencia y en la incomunicación. Y el discurso relativista, insisto, a la derecha más reaccionaria le interesa. Divide y vencerás. El multiculturalismo se convierte también en ideología alienante. Habría que pensar algo así como un interculturalismo universalista como idea reguladora de la acción política al modo kantiano.

 

                                   ***

 

            La muerte de José Saramago es una gran pérdida humana, ética y estética. Es el modelo, hoy escaso, de intelectual comprometido. Es modelo de la lucha por la justicia social, independientemente de que los caminos puedan ser errados o no. Lo que desde luego nunca fue un error es su integridad, autenticidad, honestidad y consecuencia. Sus obras son artísticamente impecables. Es un deleite para la sensibilidad su lectura. En un primer momento, el disfrute estético de su prosa hace caer en un segundo plano el mensaje moral que se hace sin aspavientos, desde la sencillez, la humildad y el pesimismo esperanzado. Todas su noveleas son grandes metáforas que ponen en cuestión a los grandes mecanismos de poder y engaño de la sociedad. Cuando terminas de leer a Saramago empiezas a pensar; y su prosa y su fuerza ética se convierten en la música de tu cerebro. Un hombre digno de la mayor admiración, excelente en el sentido de virtuoso, valiente. Se ha enfrentado a todos los poderes sin esconderse. Y se ha autoexiliado cuando lo ha creído oportuno. Ha criticado las causas que ha defendido. La mayor de las virtudes intelectuales: la de la rectificación. Todo un modelo y paradigma ético de sabiduría. Su lectura es altamente recomendable en este mundo de confusión y de máscaras en el que todo vale. Éste hombre, como otros, están hecho de otra pasta. Su pensamiento es una propuesta ética, no un dogmatismo, una crítica, una sugerencia. Sus novelas son metáforas inolvidables. Su pesimismo es sabio, como todo escepticismo, pero no desesperanzado.

 

                                   ***

 

            El engaño es la forma que los poderosos utilizan para impedir soñar con el bien, la belleza y la justicia. El engaño nos aliena en la precariedad de la existencia. El engaño es el desencanto del mundo. El engaño es contrautópico. Pero la utopía es otro engaño. Desengañarse es aprender. Y, como decía Nietzsche, lo que no nos mata nos hace más fuertes.

 

                                   ***

 

            El sabio, el artista es el que crea en la acción. El niño recrea el mundo en cada instante. En eso consiste el juego y en eso consiste la felicidad que no es más que inconsciencia de la creación: dejarse arrastrar por el torbellino de la acción. Por eso la última transformación por la que ha de pasar el superhombre de Nietzsche es por la de convertirse en niño…

 

                                   ***

 

            Toda la cultura occidental, con su base en las religiones monoteístas, son culturas de la opresión del placer de los sentidos. El placer niega el dolor y sin dolor y sufrimiento no hay dios. De ahí que el erotismo surge del juego entre la prohibición (el super-yo) y el ello (los instintos.) Pero, pudiera ser que todo esto esté determinado genéticamente, que no sea cultural…

0 comentarios