La tortura ha sido una cualidad universal en la historia de la humanidad. La intolerancia, también. Ser capaz de pensar que el otro quizás tenga razón es la conquista de la ilustración. Pensar que el otro es otro yo, una persona: un sujeto de derechos. Universalizar la tolerancia es un deber político al que deben responder y respaldar las instituciones. Por encima de las culturas, esta moda del multiculturalismo, está el ser humano, como ser sintiente y sujeto de derechos. Por encima de las culturas está la dignidad. Toda forma cultural que atente contra la dignidad es una forma de intolerancia radical. Las culturas democráticas occidentales deben analizar esto también. Nuestra forma de existencia excluye al diferente, el inmigrante, el de otra religión, el débil, el pobre…somos participes de un genocidio a gran escala. La tolerancia es un valor que debe estar por encima de todas las culturas, porque es la expresión del ser humano. Por eso, los organismos e instituciones internacionales deben velar por ella. Pero, curiosamente, las instituciones internacionales velan más por los intereses de occidente que, en definitiva, son intolerantes con el resto de la civilización humana. La tolerancia y la dignidad del hombre son la guía moral para el desarrollo de una política y un derecho internacional por encima de las naciones y de las culturas. El gran proyecto ético-político de la ilustración está por desarrollar.
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