Usted en su interpretación de las redes sociales ha defendido el progreso por el progreso. Ahora dice que no, tendrá que demostrarlo. A mi correo llegaron los dos comentarios, el segundo tiene unas modificaciones, sobre todo al final. En realidad en uno me decía que no le contestase y en otro que estaba dispuesto a un debate. Ya prácticamente no tengo tiempo, a partir del viernes me marcho quince días… pero le he dado tarea y se la vuelvo a repetir. En primer lugar los artículos de Rebeca no son cómicos, algunos sí rozan con la teoría conspirativa, que yo he refutado. Por tanto, necesitan ser refutados. Por otra parte, mis argumentaciones, que dices que no has leído también pueden ser atacadas y si es posible refutarlas. No basta con afirmar sin argumentar y ofrecer datos. Por último, usted decía que no había entrado en debate o polémica, simplemente comentaba, que es lo que pone, comentar. Le recuerdo que comentar es entrar en diálogo con un texto, el diálogo es que la razón es lo común, es decir, argumentar. Lo otro es opinar, otro engaño de la sociedad en la que vivimos, confundimos, y se quiere que se confunda, la opinión con el conocimiento y con la libertad de decir lo que se quiera. Las opiniones son particulares y cada cuál tiene la suya, pero esto no es conocimiento. El conocimiento es común y requiere el esfuerzo de la razón. Opinar sobre algo, sin argumentar, y quedarse tan ancho es fomentar, lo que el realmente el poder quiere, el relativismo del conocimiento. La opinión dice: a mí me parece que es así, a ti te parece que es así, y ambos tan tranquilos. Confundimos la libertad con la libertad de opinión. En realidad, en esta situación lo que sucede es que somos esclavos de nuestras opiniones. El conocimiento trasciende la opinión y es común. Las opiniones son nuestras tiranas, el conocimiento nos libera. Pero la conquista de la libertad no es un camino de rosas. Ha sido un placer…y si le apetece puede seguir con el debate mientras yo pueda…
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