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Filosofía desde la trinchera

Estimado Alberto, espero que salgas elegido en las próximas elecciones y que sigas luchado desde dentro y que resistas las presiones internas del partido y las externas que no han comprendido tu opción. Para mí has dado muestra de ser un hombre de principios y resistente. Yo a mis alumnos, cuando veo que se desesperan y que dicen que todo da igual, que todos son iguales, que no merece la pena ni siquiera votar, les digo todo lo contrario que todo depende de nosotros y, sobre todo, de ellos que son jóvenes y les animo a participar activamente en la política, no sólo con el voto sino entrando a formar parte de ONGs y, más en concreto, en las juventudes de los partidos para intentar cambiar los mecanismos de los partidos desde dentro. Tenemos la democracia que tenemos, pero para mejorarla hay que mejorar una parte fundamental de esa democracia, los partidos y para ello los jóvenes y hombres de principios deben entrar en política. Hoy en día vivimos en una democracia formal, es decir, vacía. Una mera estructura. Pero la democracia es hasta una forma de vida, como decía el viejo Aranguren, catedrático de ética y maestro de todos los primeros socialistas de nuestra democracia, al final murió un tanto desencantado. Pero a lo que iba, no se puede negar que esa democracia se ha convertido en una partitocracia oligárquica, salvo los muy interesados en el poder lo niegan. De la democracia queda la forma, que no es poco. La participación ni interesa ni se quiere, salvo para el voto. La estructura de los partidos es aristocrática, antidemocrática y clientelista, además de carismática. Pero es lo que tenemos. Urge reformar los partidos para profundizar en la democracia. La democracia es una forma de gobierno que siempre está en construcción, por ello podemos retroceder o avanzar. Ahora estamos, y no sólo en nuestra región y en España, sino en todo el occidente democrático, en franco retroceso. Por eso nos ha sorprendido lo de Oriente Próximo, aquí no hay una ciudadanía capaz de indignarse y resistir. Preferimos la comodidad y consentir. La esperanza son los jóvenes y gente con principios que desde dentro del propio partido se atreven a dar la cara y no ocultar los muertos en el armario. Entre todos tenemos que ser capaz de que los jóvenes alcancen un grado de conciencia que les lleve a la indignación y ello les conducirá a la resistencia y la acción. Todos somos responsables de ello, cada uno en el lugar que le corresponde o que haya elegido. Saludos y que tengas suerte. Y un saludo para ti también, Fernando.

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