Harto de tanto socialista progre que, después de treinta años de neoliberalismo como discurso de lo inevitable, se quieren volver de izquierda, cuando renunciaron al marxismo y con él a cualquier discurso crítico de izquierda. Harto de tanto funcionario que ha permitido la corrupción de la administración, en especial, la educación, con esa perversa ley LOGSE-LOE, que todos, o casi, soportaron indiferentes y ahora protestan por un plato de lentejas o por la indisciplina en las aulas. Harto de la falta de compromiso del intelectual que se acomodó en el sillón televisivo y mediático, que se dejó absorber por el sistema para ser paseado por institutos y casas de “cultura”. Harto de tanta indiferencia que ahora se quiere transformar en golpes de pecho, una vez más, hipócritas.
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