Pues efectivamente, lo estabas y más de lo que piensas. No hay ciencia sin ideología y no se puede confundir la filosofía con la ideología. Una gran parte de la filosofía de la ciencia se encarga de los estudios sociales de la ciencia, porque la ciencia es un producto social, no es un milagro que aparece ex novo, ni independiente de los diversos poderes e intereses. Y sí, es cierto, además pertenezco a esa corriente de pensamiento: el racionalismo crítico o realismo crítico que viene a decir que la ciencia, y sobre todo, como muy bien dices, la ciencia básica, que dice que el interés fundamental de la ciencia es la búsqueda de la verdad o el aumento progresivo del conocimiento por la eliminación de errores. La física newtoniana es falsa, pero es ciencia. Y fue refutada por la ciencia de Einstein de tal forma que si concibiésemos la ciencia y sus teorías, que siempre son hipótesis muy bien contrastadas, con una red diríamos que cada vez en ciencia hilamos una red más fina para conocer la realidad. Pero no hay que olvidar que a la vez que abrazamos la realidad con esta red la moldeamos o construimos. Y esto es así porque hay un a priori genético del conocimiento. Esto es la filogénesis del conocimiento. (Como dice el neurofisiólogo Francisco Mora: “Está por hacer una epistemología evolutiva del conocimiento”) Ahora bien, el hecho de que la ciencia sea la búsqueda del conocimiento no la reduce a ello, (el físico y biólogo Bunge habla de una n-dupla de doce caracteres que definen a la ciencia) es mucho más, entre otras cosas, intereses: profesionales, políticos o económicos, por ejemplo, e ideología, como lo vemos claramente en las ciencias económicas hoy en día con el manido neoliberalismo.
Pero, de todas formas, qué tiene esto que ver con lo que comenta el artículo, que es lo importante, y con lo que comento yo, que simplemente añado a lo importante del artículo que no sólo son los economistas los que deben salir a la palestra a dar razón (actividad científica donde las haya), sino también los filósofos, porque los problemas son en última instancia filosóficos. Y los problemas nos pueden llevar a la ruina, como ocurrió a partir del 32. Hoy en día aún más. Por el contrario, yo he atacado a la inmensa mayoría de los filósofos, que no son tales, y que viven escondidos en la academia y no salen a cielo abierto y miran la realidad que nos rodea y a hacen filosofía en el ágora, la plaza pública, ocupándose de lo que a todos los mortales nos ocupa. Un saludo.
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