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Filosofía desde la trinchera

“Cuando alguien pregunta para que sirve la filosofía, la respuesta debe ser 
agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve 
al Estado, ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún 
poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no 
entristece o no contraría a nadie no es una filosofía.
Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. 
Sólo tiene un uso: denunciar la bajeza en todas sus formas. ¿Existe alguna 
disciplina, fuera de la de filosofía, que se proponga la crítica de todas las 
mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar todas las ficciones 
sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la 
mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también la 
asombrosa complicidad de las víctimas y de los autores. En fin, hacer del 
pensamiento algo agresivo, activo, afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, 
hombres que no confunden los fines de la cultura con el provecho del Estado, 
la moral, y la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que 
ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. 
¿Quien, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto?
La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de 
desmitificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso 
de la filosofía. Por muy grandes que sean la estupidez y la bajeza serían aún 
mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir 
todo lo lejos que quisieran…pero ¿quién a excepción de la filosofía se lo 
prohíbe?”
GILLES DELEUZE: Nietzsche y la filosofía.

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